En el marco del Programa Envejecimiento Positivo de la Universidad San Sebastián, parlamentarios y expertos en salud propusieron la implementación de una política integral que mejore la calidad de vida de las personas mayores y, que en lo sanitario, se implemente un Plan Auge para la tercera edad que asegure atención oportuna de las patologías más recurrentes.
“Todos envejecemos” es una premisa ineludible e incuestionable, más en el caso de Chile, país que ocupa el tercer lugar en Latinoamérica en envejecimiento de su población. De hecho, si hoy el 16% es adulto mayor, al 2025 la cifra llegará al 25% y en 2050 uno de tres chilenos será persona mayor.
En relación a salud, las personas sobre 60 años tienen acceso gratuito a atención en los consultorios, pero según cifras de Minsal no más del 41% de los adultos mayores se realizan, por ejemplo, el Examen de Medicina Preventiva del Adulto Mayor (EMPA), por tanto, el conocimiento de sus factores de riesgo, enfermedades y el posterior cuidado, no son del todo conocidas y accequibles.
Ahora si se trata de salud bucal, la situación empeora. En la población de 65 a 74 años, se obtuvo que el 100% de las personas examinadas presentaba historia de caries. Estos pacientes quedan fuera del acceso público de tratamiento odontológico integral porque el Plan Auge cubre la atención dental en personas de 60 años, no sobre ni menos de esa edad, lo que genera de forma secundaria enfermedades sistémicas como malnutrición por mala alimentación, según explica la decana de la Facultad de Odontología de la USS, María Paz Rodríguez.
Esos antecedentes impulsan cambios que debieran concretizarse en un Plan Auge de la tercera edad según se propuso en el coloquio de IPSUSS “Universal y equitativa: salud para la tercera edad”, del Programa Envejecimiento Positivo de la Universidad San Sebastián. Un plan de salud que otorgue garantía de atención priorizada a los adultos mayores, de manera que tanto Fonasa como Isapres deban cubrir las prestaciones con una sólida garantía de oportunidad.
Según el decano de la Facultad de Medicina de la USS, Luis Castillo, se debieran priorizar patologías osteomusculares, circulatorias, kinésicas, rehabilitación ocular, dentales y prótesis, dándoles garantía cierta a los adultos mayores de que recibirán atención de calidad y con oportunidad, de manera de cuidar sus capacidades intrínsecas según recientes informes de la OMS, para aumentar sus posibilidades de mantenerse activos.
Una iniciativa que el presidente de la Comisión de Salud de la Cámara, el diputado Víctor Torres se abrió a analizar; “señalé que estaba abierto a la posibilidad de hablar de este Auge de la tercera edad y ver de qué manera podemos garantizar recursos para poder establecer atención integral, porque lo que ocurre lamentablemente con el Auge es que focaliza demasiado determinados recursos en algunas cosas y deja afuera otras y la mirada respecto al adulto mayor debiera ser una más integral, entonces todo aquello que invirtamos para que la gente llegue de mejor manera a la tercera y cuarta edad, termina siendo una inversión del Estado”.
Idea que compartió la diputada que integra las comisiones de salud y del adulto mayor, Karla Rubilar, quien aboga por una política pública más profunda. “Una política integral de los adultos mayores y que la Convención de los Derechos Humanos de las personas mayores que vamos a ratificar no se quede en eso, en una declaración de buenas intenciones, sino que el Estado ponga los recursos necesarios, y hablo del Estado porque en cuatro años ningún Gobierno será capaz de hacer los cambios que se necesitan”, dijo.
La parlamentaria mencionó que se está progresando en la discusión de una regulación para los centros de larga estadía, otra para impedir el embargo a los adultos mayores y que se debiera avanzar en una ley de dependencia que también se haga cargo de las situaciones de los cuidadores de las personas mayores.
Mientras se discutes esos proyectos, se podrían implementar cambios en los consultorios que ayudarían a cuidar la salud de las personas que se encaminan al envejecimiento y la de aquellos que ya están en esta etapa, señala el geriatra de la UC, Pedro Paulo Marín: “si hay un control del niño sano, debería haber un control del adulto mayor sano que integrara distintas escalas de fragilidad para predecir que le pasará a la persona a futuro y, eso se puede aplicar para tomar medidas médicas y clínicas necesarias; hay que preocuparse de la alimentación, de la actividad física, de que aprenden cosas nuevas, sociabilizar y cuidar las enfermedades crónicas con atenciones médicas regulares”.
Junto a lo anterior, es necesario profundizar en una política de inserción del adulto mayor en la vida nacional: a través de inclusión laboral (flexible para quienes opten por ello), pero por sobre todo, en el fortalecimiento de una institucionalidad (Senama), que vele, diseñe, coordine y ejecute políticas públicas para las personas mayores.
Todo lo anterior revela que hay una gran oportunidad para mejorar la vida de los mayores, pero a la vez un enorme desafío país. Este último consiste en aumentar su inclusión social y mejorar su calidad de vida.
Cumplir con esto requiere la implementación de una política pública transversal, intersectorial y de largo plazo.
El Programa de Envejecimiento Positivo de la USS encausa el análisis de políticas de envejecimiento, desde la investigación y debate, promoviendo la generación de propuestas para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.