Dos de cada tres profesores sufren enfermedades relacionadas con el agobio laboral

“Ningún profesor puede tener calidad docente si no está sano”, dice la destacada experta en educación y neurociencias.

profesor agobiado

Actualmente, en medio del contexto de Reforma Educacional, hay cada vez más exigencia a nivel de calidad docente, pero nadie se hace cargo de las tensiones que vive el profesor. “A esto le llamamos el elemento oculto de la efectividad docente. Ningún profesor puede tener calidad docente si no está sano”, dice la destacada Dra. Amanda Céspedes, miembro del directorio de Educación 2020 y experta en educación y neurociencias.

Amanda CespedesEsto se puede ver reflejado “cuando un profesor empieza a distanciarse afectivamente de los alumnos, se aleja profesionalmente de su labor, es indiferente que aprendan o no, y entra en un estado de apatía, de frialdad afectiva”.

“Actualmente, dos de cada tres profesores llevan consigo enfermedades que tienen relación con el agobio laboral. Van al médico, pero no relacionan sus síntomas con el agobio”, cuenta.

Ante esto, plantea el uso de cinco recursos internos que pueden ayudar a enfrentar esta realidad:

  • Conocerse a sí mismo. Nada lo puede sanar si el profesor no parte buscando en su interioridad. El primer paso es conocerse a sí mismo, buscar en los propios recursos y después pedir ayuda de manera conservadora.
  • El oficio lateral. El profesor, además de ser profesor, debiera tener otra actividad que lo apasione – idealmente no sea remunerada-, donde se vuelque y se encuentre a sí mismo. Puede ser la jardinería, las luchas sociales, la cocina, etc.
  • El cultivo de la naturaleza y las artes. Aficionarse a escuchar música o hacer música es algo común entre los profesores y que realmente hace muy bien. Asimismo, el encuentro con la naturaleza es siempre recomendable. Hoy se habla que en una sociedad enferma, la clave es naturalizar la vida, llenarse de plantas o animales para que, de alguna manera, la naturaleza vaya al rescate.
  • Tiempo. La responsabilidad es individual, pero también colectiva, porque para sanar se necesita tiempo y por ello, debe haber conciencia a nivel país y a nivel de cada organización educacional donde participen los profesores. Y este tiempo se debe saber racionalizar.
  • No ocultar el problema con remedios. Aliviar la ansiedad y la depresión a través de los psicofármacos es muy peligroso porque el profesor comienza a subir las dosis y a automedicarse. En el fondo, tomar este camino es como poner una cortina a esta situación para no verla, pero sigue ocurriendo.

Una vez que un profesor agobiado comienza a hacer uso de estos recursos, entra en un círculo virtuoso de la protección activa. “Cuando el profesor comienza a conocer sus recursos internos, los activa, los irradia y los alumnos los reciben”, dice, permitiendo una mejora en todo el contexto educativo, donde los profesores pueden hacerse cargo de la responsabilidad de la calidad de la educación estando sanos.

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