La evolución de la pandemia por Covid-19 ha llevado a distintos países a flexibilizar ciertas medidas para prevenir los contagios, incluido el uso de mascarillas. Sin embargo, existe consenso en que este dispositivo permite prevenir el contagio y junto con la vacunación, contribuye a reducir la transmisión del virus.
Las medidas de autocuidado y las campañas de vacunación han sido fundamentales en el mundo para poder controlar el avance del Covid-19 y todas sus variantes. Y el uso de las mascarillas es uno de los mecanismos de protección más importantes.
No obstante, con el retroceso de los contagios, algunos países como Dinamarca, Finlandia, Suecia, Suiza, Israel, Reino Unidos y Bélgica decidieron eliminar totalmente el uso de la mascarilla, mientras que otras naciones han optado por quitar su obligatoriedad en espacios abiertos (Australia, Hungría, Polonia), o bien mantener su uso en recintos cerrados y en el transporte público (Italia, España, Alemania, Austria, Portugal).
El doctor Carlos Pérez, decano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la Universidad San Sebastián señala que no hay que olvidar que la pandemia sigue vigente y con muchos contagios nuevos. Esto a pesar de que han comenzado a descender los casos de pacientes más graves que están en la Unidad de Pacientes Críticos y conectados a ventilación mecánica.
A su juicio, independiente de las decisiones que estén adoptando otros países, “en Chile al menos debemos mantener las medidas de autocuidado y, en particular, el uso de mascarillas que permiten reducir el riesgo de transmitir y de adquirir el virus SARS CoV-2”.
Además, sostiene que “muchas veces las personas ingresan a un lugar cerrado y olvidan su mascarilla o no la andan trayendo, lo que implica que al final se pierde su uso adecuado. Esto lleva a una confusión y después cuesta mucho volver atrás con esta medida de protección”.
Por otra parte, el decano de la Facultad de Medicina y Ciencia no ve mayores inconvenientes en cuanto a los límites de los aforos o dejar de aplicar controles de temperatura, pero enfatiza que se debe seguir con “el uso de las mascarillas, el aseo frecuente de manos y la ventilación de los espacios cerrados”.
“Recordemos que las vacunas evitan especialmente las complicaciones y las muertes, pero no necesariamente la infección por SARS CoV-2 que no es precisamente leve, sino que un cuadro que lleva a las personas a estar en reposo, con fiebre y decaído por varios días”, concluye el infectólogo.