El académico Marcelo Rodríguez Fermepín fue invitado por Érica Castro, académica de la Facultad de Medicina y del Instituto de Políticas Públicas en Salud de la USS, IPSUSS, quien forma parte de su equipo de investigación.
“Clamidias, mitos, hipótesis y verdades” fue el nombre de la presentación que dio vida al simposio, desarrollado en el Auditorio Los Robles del Campus Las Tres Pascualas, y que fue presentado por Érica Castro , académica de la Facultad de Medicina – IPSUSS de la sede Concepción, quien hace 20 años forma parte de un equipo de trabajo en el que participan ambos académicos, junto a otros investigadores-
“Es un grupo de profesores de la sede Concepción, que se está formando en la elaboración de herramientas contra infecciones de clamidia, en humanos y animales, y para desarrollar líneas de investigación futuras”, aclara Érica Castro.
Marcelo Rodríguez Fermepín es bioquímico, doctor en el área de Microbiología Clínica y académico adjunto de la Facultad de Farmacia y Bioquímica, todos por la Universidad de Buenos Aires, donde además forma parte de la Comisión Asesora de Doctorado. “Tiene una vasta experiencia en la línea de investigación de este tema”, agrega Érica Castro.
En su conferencia, Rodríguez fue aclarando mitos sobre clamidias. “Inicialmente, en los años 80 iniciamos la investigación con dos tipos; luego cuatro y hoy son más de 20 especies de clamidias conocidas”, dijo.
Problema de salud pública
Refiriéndose a la Chlamydia trachomatis, conocida por ser la de transmisión sexual, planteó si “la infección se cura sola, o es crónica”. “Diagnosticar la clamidia es lo más difícil que hay…. Ninguna de las dos cosas son totalmente ciertas. Las primeras cepas halladas de esta clamidia son de los años 80. ¿Surgen en los 80? No. Lo que cambió realmente fue la forma nuestra de detectarla”, contó Rodríguez, quien hizo hincapié en la gravedad que puede constituir la clamidia para la salud mundial. “Un millón de personas en África queda ciega como consecuencia de la clamidia, enfermedad que se denomina “tracoma”. El tracoma no sólo se asocia a la clamidia; también a los climas áridos, falta de higiene y en el fondo, a condiciones precarias de vida. Pero la clamidia interviene”, expresó.
La clamidia tiene mayor prevalencia en personas jóvenes y adolescentes, especialmente en situación de promiscuidad, es decir, “personas con más de cuatro parejas sexuales diferentes en un año”, explicó el académico argentino.
“Clamidia es bastante asintomática: hay personas que tienen síntomas leves, por ejemplo, mujeres que no consultan porque sólo presentan molestias, incluso a veces confundidas con las molestias del ciclo menstrual. Por eso tiene una gran prevalencia, de 1 a 50 mujeres que tienen VIH tienen clamidia. Las trabajadoras sexuales también las tienen en alta proporción”, expuso el experto.
La clamidia es temida mundialmente porque afecta la fertilidad tanto de las personas como de los animales. “Puede que quien padezca la infección se cure, pero que demore en recuperar su fertilidad. E incluso perderla de manera definitiva”, puntualizó, ante una audiencia integrada fundamentalmente por académicos y alumnos de carerras de la salud.