Cambio de horario: Más que ajustar el reloj biológico

Con el horario de verano, los relojes se adelantan una hora en todo el territorio nacional, salvo en la Región de Magallanes y la Antártica. 

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El cambio de horario genera en la mayoría de las personas algún tipo de desajuste, el cual puede afectar sus hábitos tradicionales de sueño, vigilia, alimentación y organización del tiempo.

Carol bazignan foto columna docente psicologíaQuienes más resienten este tipo de cambio son los niños “debido a que su biorritmo se adapta a ciertas rutinas necesarias para su armónico equilibrio de funciones, y cuando intentamos adelantar o atrasar dicho sistema lo resiente. En este sentido, es probable visualizar mayor grado de irritabilidad, mal humor, problemas para iniciar o finalizar el sueño o, incluso, algún grado de ansiedad. Esto podría tardar algunos días en regularizarse”, explica Carol Bazignan, psicóloga educacional y docente de la carrera de Psicología de la U. San Sebastián (USS).

Ante este escenario, la psicóloga indica que se puede ir preparando el terreno con algunas acciones para que los niños enfrenten mejor este ajuste:

  •  Correr las rutinas 15 minutos, hasta llegar a la hora real del cambio.
  • Este proceso debe ir acompañado de una explicación que le permita al niño comprender las reales razones del cambio y las implicancias que tiene en términos de que se pueda anochecer con más sol o amanecer con menos luz.
  • Siempre que logramos mantener un ajustado equilibrio entre nuestras rutinas físicas, nutricionales,  recreación y descanso, podemos avanzar más rápido a una transición de cambio menos abrupta.
  • Ser pacientes frente a los niños y comprender que ellos necesitan la mantención de sus hábitos y rutinas, ya que estos les entregan seguridad y confianza.
  • Evitar comidas con exceso de azúcar y carbohidratos refinados, ya que estos pueden generar aún más desequilibrios en su sistema.
  • Ayudarles a preparar el sueño, evitando el uso de pantallas antes de dormir y el exceso de comidas o líquidos.

Consejos para los adultos

En el caso de los más grandes, “se deben generar hábitos, como, por ejemplo, dormir las horas adecuadas y no beber alcohol en gran cantidad 4 horas antes de acostarse. Las recomendaciones en cuanto a pantallas y alimentación van en la misma línea que los niños”, dice el doctor en ciencias fisiológicas y postdoctorado en neurociencias de la USS, Marcos Santibáñez.

El académico de Medicina sostiene que los principales problemas del trastorno del sueño o vigilia se asocian a “estrés, depresión u otros trastornos de salud mental y emocional que afectan nuestro reloj biológico endógeno, el cual controla las funciones biológicas diarias. Además, la inestabilidad económica, los horarios de trabajo nocturnos y la falta de ejercicio, dificultan el sueño”.

Al margen de todas las recomendaciones, el especialista explica que los efectos del cambio de hora son transitorios, pues se afecta solo 1 hora, “y no son de una gran aversión para nuestro organismo. Nuestro sistema es capaz de adaptarse en un periodo de entre 48 y 72 horas post cambio de horario”, finaliza.

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