Académica USS asume como directora del Museo Histórico Nacional

Pricilla Barahona Albornoz, académica de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Universidad San Sebastián, se ha desempeñado por más de 18 años en roles clave en instituciones públicas que trabajan con el patrimonio nacional. 

La académica de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Universidad San Sebastián, Pricilla Barahona Albornoz, asume como directora del Museo Histórico Nacional de Chile. Un reconocimiento a una trayectoria marcada por la docencia, la gestión pública y la intervención patrimonial.

Arquitecta de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Magíster en Patrimonio Mundial y Proyectos Culturales para el Desarrollo, de la Universidades de Barcelona y Turín, Barahona se ha desempeñado por más de 18 años en roles clave dentro de instituciones públicas que trabajan por el patrimonio nacional.

Destacan sus gestiones en el departamento de Patrimonio de la Dirección de Arquitectura MOP, el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural y en el Centro Nacional de Conservación y Restauración. En paralelo, se ha desempeñado como docente con un fuerte compromiso por la formación de nuevas generaciones, con una perspectiva interdisciplinaria, técnica y humanista.

Carlos Maillet Aránguiz, director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la Facultad de Arquitectura, Arte y Diseño (FAAD), destaca que «el nombramiento de la académica en el Museo Histórico Nacional viene a reconocer una trayectoria de excelencia y compromiso con el patrimonio cultural. Para nuestra facultad, es un orgullo contar con académicas que lideran instituciones clave y forman a los profesionales que estarán a cargo de proteger nuestro legado”.

Patrimonio vivencial

En la USS, Barahona imparte el Workshop de Registro Gráfico del Patrimonio Cultural, asignatura que introduce a los estudiantes al mundo de la observación crítica, el análisis técnico y la documentación de bienes patrimoniales. “Este taller busca desarrollar habilidades de registro, levantamiento de daños y alteraciones, y una comprensión de los distintos tipos de patrimonio”, explica la académica.

Para Barahona, el vínculo con el patrimonio también debe ser vivencial, situado en la ciudad, y conectado con las colecciones reales. Por eso, complementa las clases con visitas a sitios patrimoniales, museos y espacios de conservación. “Creo que tener docentes que hayan intervenido el patrimonio, que conozcan los avances en ciencias y técnicas, es tan importante como entregar herramientas de gestión. Esa experiencia de terreno es la que intento relacionar siempre con lo teórico”, señala.

Una guía para las nuevas generaciones

La experiencia y vocación de la académica se reflejan no solo en su trayectoria profesional, sino también en el mensaje que transmite a sus estudiantes. En una disciplina marcada por los cambios tecnológicos y sociales, y la necesidad de proteger el legado cultural, su llamado es claro. Que sigan estudiando siempre, perfeccionándose, buscando maneras de aprender y aportar. Que se atrevan a hacer prácticas, pasantías, a explorar materiales y ámbitos distintos. Necesitamos profesionales comprometidos, rigurosos y conscientes de su rol en la conservación de nuestros patrimonios”.

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