Fomentando la cultura inclusiva a partir de la propia experiencia

Programa “HAPTO: Ver y sentir” permite, a través de diversas actividades de privación sensorial, que los participantes puedan ponerse en el lugar de quienes están en situación de discapacidad visual.

 

Leer un mensaje de texto, cruzar la calle corriendo o simplemente caminar por la ciudad, son actos propios de la rutina diaria. Sin embargo, para muchos son acciones que demandan mucho más que un esfuerzo. Es que según cifras de la Organización Mundial de la Salud, más de mil millones de personas en el mundo están en situación de discapacidad, siendo las más comunes la ceguera y visibilidad disminuida, transformando la ciudad en un espacio lleno de peligros para los no videntes, especialmente en un país que no parece estar acondicionado para acoger de manera satisfactoria a quienes viven con alguna discapacidad.

No obstante, se están dando algunos pasos para hacerse cargo de la necesidad de ponerse en los zapatos del otro, de manera de construir un país inclusivo, que favorezca la convivencia armónica e integradora de todos sus habitantes. Un ejemplo de ello, es la Ley de Inclusión Laboral, que ya fue despachada por el Senado, normativa que reserva el 1% de los cupos laborales a personas en situación de discapacidad, tanto en servicios públicos, civiles y militares como en empresas privadas que tengan 100 o más trabajadores.

“HAPTO: Ver y Sentir” es otra destacada iniciativa, que busca crear conciencia en personas sin discapacidad, haciéndolas vivenciar experiencias cotidianas con una limitación funcional, que originalmente comenzó como una idea de inclusión del Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM) para personas en situación de discapacidad visual en el campo de la cultura y las artes.

La mecánica pareciera ser bastante simple, pero en lo concreto es más difícil de lo que parece. La idea es que los participantes, a través de una serie de actividades dinámicas e interactivas que incluye desplazamientos simulando la pérdida parcial y total de la vista gracias al uso de antifaces que emulan ambas condiciones, puedan desarrollar una rutina habitual. Se trata de una iniciativa liderada por la Dirección de Asuntos Estudiantiles de la Universidad San Sebastián, en conjunto con el GAM y Fundación Ronda, financiada por el Servicio Nacional de Discapacidad (SENADIS).

La experiencia se desarrolló en todas las sedes de la casa de estudios a lo largo del país, es decir, Santiago (campus Bellavista y Los Leones de Providencia), Concepción, Valdivia y De la Patagonia (en Puerto Montt), contando con la participación total de 221 estudiantes y 18 funcionarios de la USS; con el objetivo de “concientizar e informar sobre los derechos de las personas con discapacidad, mostrando los obstáculos que deben vivir a diario quienes que se encuentran en esta condición y sobre todo, de los beneficios que trae la inclusión a las comunidades educativas y a la sociedad en su conjunto”, explicó Nicolás Gagliardi, director General de Asuntos Estudiantiles de la USS.

HAPTO: Desde la propia experiencia

Los monitores que guían a los estudiantes son personas situación de discapacidad visual, quienes realizan diversas actividades para que los jóvenes puedan vivenciar la discapacidad, experimentar una limitación funcional para luego dar cuenta de sus derechos como personas, generando una reflexión crítica en torno al tema, generando diversas sensaciones en los jóvenes estudiantes. En la sede Valdivia, Rodrigo Rojas y Diana Camacho lideraron las intervenciones, instando a abrir los sentidos, reconociendo, por ejemplo, texturas y sonidos: “trabajamos para difundir los derechos fundamentales de las personas con discapacidad, queremos que la gente entienda que no por tener una capacidad diferente, vamos a estar menos integrados a la sociedad. Estas acciones aportan de alguna manera en el entendimiento, aunque hay mucho por avanzar”, dijo Rojas.

Paula González, miembro del equipo coordinador en regiones del GAM, dijo que la iniciativa es una buena forma de promover los derechos de las personas con discapacidad, “la metodología permite una implementación como mediadores artísticos, generando un modelo de trabajo inclusivo, que no coloca a las personas en situación de discapacidad en un trabajo operativo, sino creativo”, apuntó.

En esa línea, el estudiante de Psicología de la sede Concepción, Leonardo Alveal, quien vivió la experiencia HAPTO, manifestó que “fue una aventura muy gratificante, porque uno no puede comprender cómo vive una persona con discapacidad. A veces uno puede imaginárselo, pero vivirlo entrega otra perspectiva de la situación”, aseguró, destacando la capacidad de empatía y conocimiento que le generó el ejercicio.

El estudiante de Pedagogía en Educación Física de la USS en Santiago, Eduardo Letelier, quien también es entrenador de Goalball del Club Deportivo de Ciegos La Máquina, señaló que “es primera vez que soy guiado por una persona con discapacidad visual. Tocar señalética y reconocer figuras, además de leer una frase plasmada en una lámina con lentes que disminuían la visión, fue una tremenda experiencia”.

Valentina Villegas, estudiante de Kinesiología de la sede De la Patagonia, valoró positivamente la actividad. “Creo que aun falta mucho para hacer de Chile un país inclusivo, pero mediante iniciativas como éstas podemos entender las falencias que tenemos en infraestructura y la visión que tenemos sobre el mismo concepto. Además, nos permite acercarnos a la vida que tiene una persona con discapacidad, fomentando la empatía y otros valores que son importantes para nosotros”, comentó.

En las jornadas intervinieron también estudiantes de enseñanza media: en Valdivia participaron jóvenes del colegio Adventista de esa ciudad, mientras que en Concepción se incorporaron alumnos de los colegios Salesiano, República de Brasil, Sagrado Corazón y María Inmaculada. En Puerto Montt intervinieron estudiantes del Colegio Puerto Montt y del Da Vinci School. En total, fueron 178 los escolares que vivieron la experiencia HAPTO, que se repetirá el martes 6 de junio en el campus Los Leones de Providencia y el jueves 8 del mismo mes en el campus Bellavista, a las 11 y a las 15 horas.

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