Conoce cómo cambia nuestro organismo mientras envejecemos

El envejecimiento nos hace pensar en cabellos grises y arrugas, pero esa es la carcasa, el paso del tiempo también deteriora las funciones corporales de forma progresiva, aunque no todo al mismo tiempo. La Dra. Rommy von Bernhardi, académica e investigadora de la Facultad de Medicina y Ciencia y del Magíster en Neurokinesiología de la USS, explica los cambios biológicos en nuestro cuerpo a medida que envejecemos, y los desafíos de alcanzar un mayor bienestar para el futuro.

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Envejecer es parte del ciclo vital y no hay nada que podamos hacer. Pero, ¿qué produce que nuestro cuerpo envejezca? Se debe a cambios celulares: modificaciones epigenéticas que afectan la expresión de nuestros genes, la acumulación de alteraciones en el ADN, estrés oxidativo y la disminución de la multiplicación celular, que observamos al finalizar el ciclo de crecimiento, explica la Dra. Rommy von Bernhardi, médico cirujano, PhD. en Ciencias Biológicas y académica e investigadora de la Facultad de Medicina y Ciencia y del Magíster en Neurokinesiología de la U. San Sebastián (USS).

Estos cambios se traducen en problemas en la producción y regulación de las proteínas, afectando su función y favoreciendo su agregación, como puede verse en enfermedades neurodegenerativas. También se afecta el metabolismo, favoreciendo la aparición de alteraciones como: hipercolesterolemia, dislipidemia y diabetes.

A nivel del organismo, se observa una disminución de las células troncales o madres, esenciales para el recambio y reparación de los tejidos, además de la aparición de una inflamación crónica generalizada que afecta muchas funciones, como la regulación del dolor y la actividad osteomuscular. La inflamación es agravada por las enfermedades crónicas, como obesidad, síndrome metabólico, hipertensión, e incluso cuadros localizados como caries y enfermedad gingival.

Rommy von Bernhardi_columnaLos órganos se modifican de manera distinta a lo largo de la vida, pero, sin duda, la forma en que tratemos a nuestro organismo afecta a qué edad envejecemos. “Una persona con un estilo de vida activo y una buena dieta, tendrá un proceso de envejecimiento más tardío. Por el contrario, alguien que lleva una vida de excesos, poco saludable, tendrá un envejecimiento acelerado”, señala la Dra. von Bernhardi.

Cerebro y sistema nervioso

Si bien a los 24 años, nuestro cerebro alcanza el mayor volumen de sinapsis, esto no implica que funcione mejor. El mismo va eliminando conexiones innecesarias a lo largo de la vida. “Nos vamos quedando progresivamente con las conexiones sinápticas que sirven mejor para el funcionamiento de nuestro sistema nervioso”.

Sin embargo, el envejecimiento es especialmente complejo para el sistema nervioso. Una de las razones es que nuestras neuronas, a diferencia de otras células, no se multiplican. Por lo tanto, frente a cualquier daño, no se reemplazan. Además, el sistema nervioso consume mucha energía: cerca del 25% de la energía, y el 20-25% del oxígeno consumido, corresponde a la glucosa que metabolizamos para alimentar nuestro cerebro, lo que aumenta el estrés oxidativo.

Conservar la función de nuestro cerebro al envejecer dependerá de múltiples factores: intelectuales (dependientes de la educación, trabajo, actividad intelectual, hobbies, que aumentan nuestra reserva cognitiva y capacidad de respuesta); la susceptibilidad genética (sobre las que no tenemos control); posibles lesiones cerebrales (vasculares, traumáticas); ambientales (metabolismo, exposición a tóxicos); antecedentes mórbidos y hábitos (sueño, alimentación, consumo de alcohol y tabaco).

“Envejecimiento sin viejismo”

Se proyecta que al 2050, cerca de seis millones de personas en Chile (28% de la población), serán mayores de 60 años. Esto es un gran desafío para el país, y también un reto a nivel personal: prepararnos para envejecer en mejores condiciones.

“Con frecuencia, el envejecimiento se ve como una mala noticia, como algo que deberíamos ser capaces de evitar, y eso es malo, porque envejecer es parte de la existencia”, opina von Bernhardi. Precisa que vejez no es sinónimo de demencia, incapacidad o mala salud, y “si bien eventualmente enfrentaremos desafíos y dificultades nuevas, también es un periodo de satisfacciones y realizaciones personales y familiares”.

Para alcanzar un envejecimiento más saludable, es fundamental adquirir un estilo de vida sano desde la juventud, con buenos hábitos de alimentación, haciendo deporte, cuidando la salud, teniendo un sueño reparador y cultivando el intelecto y otras actividades que nos apasionen.

Con estas medidas, no solo se previenen enfermedades crónicas a medida que envejecemos, sino que también se favorece la neuroplasticidad de nuestro cerebro, el desarrollo y actividad de nuestras neuronas que nos permitirá seguir aprendiendo y reducir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia.

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