“La variedad geológica nos provee una fuente esencial para nuestro bienestar y desarrollo, constituyendo el soporte de la riqueza escénica que nos caracteriza”, explica Humberto Rivas, académico de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la USS.
La geografía de nuestro país es resultado de cientos de miles de años de múltiples fenómenos geológicos que han conformado el diverso paisaje de un Chile que cobija montañas, lagos, glaciares, desiertos, bosques y grandes campos de hielo.
El país se encuentra en una zona de convergencia de placas tectónicas, lo que lo hace un territorio de gran actividad sísmica, que durante siglos ha ido configurando la escarpada geografía nacional, sus cordilleras y una gran diversidad geográfica, geológica y mineral. La falla de San Ramón, ubicada entre los ríos Mapocho y Maipo, cruza, en casi 50 kilómetros de extensión, comunas tan populosas como Las Condes, La Florida y Puente Alto, lo que genera permanentemente movimientos telúricos. De acuerdo a los expertos, si hubiera uno de gran magnitud, podría causar enormes daños en importantes sectores de la Región Metropolitana.
Sin embargo, “de la variedad de nuestra base geológica dependen no solo los rasgos del paisaje que observamos en nuestro entorno natural. La variedad geológica es un factor determinante para sustentar la biodiversidad y nuestros ecosistemas, y nos provee una fuente esencial para nuestro bienestar y desarrollo, constituyendo el soporte de la riqueza escénica que nos caracteriza desde el extremo norte hasta la Antártica”, señala Humberto Rivas, académico de Vinculación con el Medio de la Facultad de Ciencias de la Naturaleza de la Universidad San Sebastián.
Es por ello que el líder del Programa Territorial Hito Más Turismo Sostenible, plantea que “las decisiones sobre el uso del suelo y las transformaciones del relieve, tanto en zonas costeras como en la cordillera andina, generan impactos cuyas consecuencias son irreversibles y por ello, en la medida que podamos evaluarlas oportunamente, estaremos mejor preparados para reducir los riesgos derivados de un inadecuado manejo de nuestra diversidad geológica y sus efectos sobre las comunidades locales. Chile enfrenta la urgencia de intensificar los esfuerzos para generar información y nuevos conocimientos sobre sus procesos y condiciones de sostenibilidad”.
El 6 de octubre es, precisamente, el Día Internacional de la Geodiversidad y al respecto, Rivas puntualiza que “esta fecha nos invita a la reflexión sobre cómo queremos seguir construyendo el espacio que habitamos y el que queremos dejar a quienes lo habitarán en el futuro”.