Desde 1999 se celebra en Chile el Día del Patrimonio Cultural, que cada año convoca a más interesados en conocer y profundizar en la historia y la cultura nacional.
Alrededor de 300 mil personas participaron de esta celebración en 2014, consolidándose como una de las actividades culturales masivas más importantes del país que, junto con acercar el patrimonio a la comunidad, fomenta el valor de la conservación.
Este año, el Día del Patrimonio Cultural se realiza el 31 de mayo, bajo la temática “Patrimonio y Futuro”, con el objetivo de destacar la herencia que se entregará a las nuevas generaciones, entendiendo que el patrimonio es un recurso cultural escaso y no renovable que necesita ser preservado.
La jornada, que se celebra el último domingo de mayo de cada año, es organizada por el Consejo de Monumentos Nacionales de Chile (CMN), que define esta instancia como una festividad y reflexión ciudadana en torno a las diferentes dimensiones de la herencia cultural, que demuestra la creciente preocupación pública por el patrimonio y su protección.
En Chile, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ha reconocido a cinco lugares como Patrimonio Cultural Mundial: el Barrio Histórico de Valparaíso; las oficinas salitreras Humberstone y Santa Laura; el Parque Nacional de Rapa Nui; el Pueblo Minero de Sewell; y las iglesias de Chiloé.
El Barómetro Cultural, realizado por Mori y ProCultura en 2012 a nivel nacional sobre Cultura y Patrimonio, señala que un 82% de las familias chilenas se considera dentro del grupo de la sociedad que guardan los recuerdos y tradiciones.
Sin embargo, la muestra arrojó que un alto porcentaje de los encuestados que han visitado los edificios en el día del patrimonio, corresponde a personas entre los 18 y 25 años, de los niveles socioeconómicos ABC1 y C2, y que ha completado la enseñanza Media y Superior en un 70%.
Lejos de la crítica y de los lugares comunes de que en Chile se aprecia poco la historia y que no se protege el patrimonio, parece mejor constatar el interés creciente de varios actores, como las asociaciones de vecinos, los operadores turísticos, las autoridades comunales y universidades.
También vale la pena destacar los “Santiago a pie”, “en bicicleta”, “literario”, o en el caso del Cementerio General, conocer a los artistas que allí descansan o los santos populares a los que la gente aún se encomienda; la revaloración de los cités o simplemente cuando la comunidad se une y manifiesta por salvar una casona, una fuente de soda, un espacio que considera suyo.
Es la visión y rescate de la coordinadora de la Escuela de Historia y Geografía USS, Montserrat Salvat, quien señala que “puede que haya algo de moda en esto que se habla del empoderamiento de la ciudadanía, y tal vez algo de nostalgia. Pero eso no oculta el verdadero sustrato del patrimonio, que es ese puente entre la memoria propia y la historia de un grupo de personas, reflejada en edificios, paisajes, letreros, publicidad, alimentos, dichos, expresiones, personas, juegos, y un largo etcétera, sino que también en un mundo de cambio acelerado y poca certezas, el patrimonio nos da un colchoncito de identidad”.
Desde la arista arquitectónica, el director de Arquitectura USS Santiago, Carlos Bustamante, manifiesta que el concepto de patrimonio se ha ampliado, debido al desarrollo de las sociedades que buscan integrar el resguardo de éste con la modernidad.
“El concepto de patrimonio es algo reciente en la historia de la humanidad. Antes, la renovación era sinónimo de modernidad, del avance de la sociedad, pero, hoy en día, se ha demostrado que conservar también es un signo de desarrollo, de resguardo de la memoria, porque en el fondo, el patrimonio es lo único que tenemos”, sentencia Bustamante.
El académico de la Universidad San Sebastián plantea que el patrimonio de los seres humanos tiene que ver con el testimonio, que habla de que hubo un pasado. “Tú no puedes vivir siempre mirando al futuro sin tener en cuenta el pasado. La arquitectura moderna ha reemplazado barrios preciosos y pasa todos los días”.
Ahí es donde, según el arquitecto, cobra importancia la participación ciudadana, el que se incorpore la opinión de la gente en la conversación entre preservación y cambio.
“Chile no está a la vanguardia en este tema, pero sí se ha tomado conciencia. Creo que el concepto patrimonial es el reflejo de un cambio en ciertas culturas que se han ido humanizando más, que a medida que se desarrollan buscan más integración. Y el patrimonio es parte de eso, integrar nuestro pasado”, afirma Carlos Bustamante.
Dentro de los lugares más visitados en Santiago destacan el Museo Nacional de Bellas Artes; el Museo Nacional de Historia Natural; el Museo Histórico Nacional; el Santuario Nacional de Maipú; el Centro Cultural Palacio de la Moneda; y el Palacio Presidencial Cerro Castillo.
De acuerdo al Consejo de Monumentos Nacionales de Chile, el patrimonio cultural es un bien o un conjunto de ellos, que constituye un legado que se traspasa por generaciones y que opera como testimonio de la existencia de los antepasados, sus prácticas y formas de vida.
Este patrimonio puede abarcar tanto las obras materiales (tangibles) como las creaciones anónimas surgidas del alma popular (intangibles), y a las que la sociedad otorga valor histórico, estético, científico o simbólico. Por ejemplo, las obras de arte, la arquitectura, la literatura, los archivos y bibliotecas, entre otros.
También existe un patrimonio natural, constituido por formaciones geológicas, paisajes y zonas naturales en las cuales viven especies animales o vegetales cuya existencia se ve amenazada.
Giorgia Pagani
Prensa USS