El desarrollo artístico y cultural es una esfera en que las universidades han realizado una contribución incuestionable.
No cabe duda de que Concepción es una ciudad universitaria. Pero es necesario recordarlo para que el aporte que realizan las instituciones educacionales en el progreso local sea considerado al momento de establecer estrategias de desarrollo.
El sello universitario de la región del Biobío y de su capital está dado no sólo por la tradición de reconocidas instituciones, sino por cifras que ubican a la zona en un destacado segundo lugar en número de matriculados. De acuerdo a estadísticas del Sistema de Información de Educación Superior (Sies), la matrícula total de pregrado, postgrado y postítulo en Biobío alcanzó a 159.510 estudiantes en 2017, lo que corresponde al 12,8% del total del país. Ese número posiciona a la región solo por debajo de la Metropolitana y muy por sobre las otras regiones, a excepción de Valparaíso que se le acerca con una matrícula de 135.137 estudiantes el año pasado.
En programas de postgrados, la Región también ocupa un lugar destacadísimo, dando cuenta de una relevante formación de capital humano de excelencia. Cinco mil 54 profesionales cursan estudios de magíster o doctorado en instituciones de la Región, número que supera el 10% del total del país.
Más allá de cualquier diferencia, es deber sumarse y contribuir al logro de los objetivos tendientes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
A la evidencia de las cifras habría que agregar la valiosa trayectoria de las casas de estudios locales que han marcado hitos en el desarrollo de la Región. El aporte que los profesionales formados en estas instituciones han hecho al avance en todas las áreas es innegable y ha sentado las bases del progreso regional.
El desarrollo artístico y cultural es otra esfera en que las universidades han realizado una contribución incuestionable. Si Concepción es hoy considerada una ciudad cultural, el mérito pertenece en gran parte a las casas de estudios superiores que han hecho grandes esfuerzos en esta área.
No obstante, aunque el balance es muy positivo, hay desafíos pendientes. Más allá de cualquier diferencia, es deber sumarse y contribuir al logro de los objetivos tendientes a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
Por ello, resulta indispensable involucrar a las instituciones de educación superior en las estrategias de desarrollo y promover instancias de trabajo colaborativo entre los planteles con la finalidad de potenciar sus fortalezas. La Región del Biobío debe transitar hacia el futuro de la mano de sus universidades, porque son parte fundamental de su esencia.
Fernando Quiroga Dubournais
Vicerrector Sede Concepción
Universidad San Sebastián
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