Solo un 21,5% de los universitarios en Chile estudian y trabajan en forma simultánea, lo cual dista del 39,6% de las naciones OCDE.
Trabajar en verano para los estudiantes universitarios es una forma eficiente de poder generar ingresos extras para financiar de manera total o parcial gastos propios de la vida académica, actividades recreativas o bien gastos básicos, muchas veces asociados a estudiar fuera de casa. Hay variables poco consideradas a la hora de trabajar en el tiempo libre o en época de vacaciones, las cuales permiten generar un perfil adecuado para la futura vida profesional, dentro de las que destacan: la responsabilidad, el respeto hacia la jefatura, la conciencia del esfuerzo, la organización y el trabajo bajo estrés.
La rapidez de la información, la conceptualización de que las cosas son desechables -vinculada al estilo “Milenial” o “Generación Y”– insta de forma imperante que nuestros jóvenes inculquen “hábitos sociales saludables” en adaptación a las necesidades contextuales, principalmente, laborales. Ello se puede desarrollar con alto éxito, entrando tempranamente a la vida laboral y permitiendo una maduración adecuada a las demandas externas, lo que sin duda potencia su crecimiento personal.
Los trabajos en tiempo libre como también las prácticas laborales, permiten desplegar otro tipo de competencias que el estudiante en la academia no puede poner a prueba.
Así todo, nos encontramos con una realidad diametralmente opuesta, ya que sólo un 21,5% de los universitarios en Chile estudian y trabajan de forma simultánea, lo cual dista de otros países pertenecientes a la OCDE, donde su participación laboral en promedio llega hasta el 39,6%.
Más aún, los trabajos en tiempo libre como también las prácticas laborales, permiten desplegar otro tipo de competencias que el estudiante en la academia no puede poner a prueba, como lo es el óptimo desarrollo de la autoestima, el trabajo colaborativo, comensalismo y mutualismo social; asimismo, el seguir un régimen de horarios fijos que promuevan la responsabilidad y la persistencia del esfuerzo.
Si bien el trabajo realizado no debe ir en detrimento de sus otras tantas responsabilidades, el hecho de reforzar el trabajo en época de vacaciones es una excelente instancia para inculcar/enseñar que las cosas se logran desde hábitos autónomos y emprendimientos personales. De igual manera, este tipo de experiencias potencian la estructuración y afianzamiento de un buen perfil profesional, un óptimo desarrollo de habilidades sociales, junto con ser un aporte para la inteligencia relacional que predisponen de forma natural a la buena inserción laboral, de este estudiante en tránsito a su quehacer profesional.
Ana Carolina Hernández
Coordinadora de Bienestar Estudiantil
Universidad San Sebastián, sede Valdivia
Vea la columna en diario Austral de Los Ríos