El incremento de la tasa se trasladará primero a los créditos de consumo y después a los de mayor plazo, como los hipotecarios. A juicio del decano de la FEN USS, es una medida necesaria para controlar la inflación y así mantener los precios a un nivel razonable.
Antecedentes externos como la pandemia y la guerra en Ucrania, además de aspectos internos como los retiros de fondos de pensiones; alimentaron la inflación, que cerró febrero con una cifra acumulada a 12 meses de 7,8%. Como parte de las medidas para controlarla, el Banco Central elevó a un 7% la Tasa de Política Monetaria (TPM), su nivel más alto desde 2009.
Con el aumento de la TPM también sube la tasa de interés que aplican las instituciones financieras. Alejandro Weber, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, explica que esto se traslada primero a los créditos de consumo y después a los de mayor plazo, como los hipotecarios.
A su vez, aclara que “esto aplica para la adquisición de nuevos créditos, pues los vigentes cuentan con una tasa de interés que se fijó al momento de acceder a ese financiamiento. En el caso de los pactados en UF, estos se verán afectados producto de la inflación, que incide en el valor de la Unidad de Fomento, pero no por la TPM”.
Pero no todo es negativo. Si bien, tras este anuncio endeudarse será más caro, ahorrar tendrá mayores beneficios, pues el aumento en la tasa de interés juega a favor para productos como depósitos a plazo o los APV. Por eso Weber llama a ver la política del Banco Central como una medida necesaria.
“El control de la inflación significa poder mantener los precios a un nivel razonable que permita seguir consumiendo. Es un trago amargo en este momento, pero es beneficioso en el mediano y largo plazo. No se puede pedir a las personas que dejen de consumir, porque necesitamos de productos y servicios para vivir, pero esta sí es una oportunidad para quienes pueden ahorrar, con esos ahorros tener mayores retornos en el mediano plazo y como economía salir adelante”, agrega.
Pese al rechazo en el Gobierno, sectores oficialistas y de la oposición, en el Congreso se discute un nuevo retiro del 10% de los fondos previsionales. ¿Cómo influiría en la economía local? Para Esteban Carrasco, director de la Escuela de Ingeniería Comercial de la USS, además de no contribuir al control de la inflación, también generaría efectos en los créditos hipotecarios.
El académico explica que los bancos no los financian directamente: lo que hacen es vender su cartera a entidades que realicen inversiones a largo plazo, entre ellas las AFP, quienes administran los fondos de las personas desde que se incorporan al mercado laboral hasta su jubilación. Con cada retiro disminuyen los montos que tienen disponibles para invertir en este tipo de créditos.
“Esto se traduce en que los bancos empiezan a prestar dinero a menos plazo y, habiendo menos recursos para abastecer una demanda más grande, se hace inevitable que suban las tasas de interés. Esto, sumado a las presiones inflacionarias y a las medidas del Banco Central para tratar de frenar la inflación, son la mezcla perfecta para que el mercado de capitales sufra un gran deterioro y las personas pierdan la posibilidad de comprar una vivienda”.