La inflamación de las cuerdas vocales como consecuencia de un resfrío común, pueden desencadenar hemorragias en las cuerdas vocales, pólipos e incluso laringitis crónica.
Un invitado nada de grato cuando el tiempo está inestable o cuando empiezan a bajar las temperaturas es el resfrío. Infecciones respiratorias superiores que se manifiestan con síntomas como congestión nasal o romadizo, dolor al tragar, tos seca y otros, pero sin tanta molestia general.
En cambio, las infecciones respiratorias bajas como síndromes bronquiales obstructivos en los niños, las bronquitis y neumonías en adultos –o los casos más graves de influenza– tienen síntomas más severos como tos con flema, dolor en el pecho y al respirar y malestares como dolor muscular, decaimiento y fiebre.
En ambos casos, las cuerdas vocales sufren impacto. Según explica Juan Carlos González, docente de Fonoaudiología de la U. San Sebastián (USS), tanto el frío como el calor pueden afectar la voz dado que ésta se produce en gran parte por acción muscular. “En el caso del frío, el paso de aire helado a través de la laringe, provoca una contracción inicial de la musculatura, seguida luego de una relajación, lo que puede afectar la producción vocal. Igualmente tanto el aire frío como el caliente, irritan la mucosa respiratoria, produciendo inflamación, lo que también impacta el desempeño vocal”.
En ese escenario, si al aire frío se suman los virus o enfermedades como las amigdalitis y/o faringitis se pueden causar lesiones permanentes en las cuerdas vocales, según explica González. “Al existir inflamación, el tejido recibe más sangre y los vasos sanguíneos y el tejido de la cuerda quedan más propensos a sufrir un rompimiento debido a usos vocales inadecuados, como el gritar o cantar, provocándose, por ejemplo, hemorragias de cuerda vocal, pólipos o laringitis crónica”.
Y si bien una “simple amigdalitis” no debiera transformarse en neumonía, ya que son gérmenes distintos los que las provocan, sucede que a veces al tener una enfermedad de un tipo, las defensas “bajan” y otro microbio de otro tipo se “aprovecha del pánico” y sobreinfecta a la persona con una nueva enfermedad explica Eduardo Salas, médico y docente de la carrera de Medicina de la USS.
Por eso, el profesional recalca que “es importante estar atento a cuando algo que percibimos como un simple resfrío empieza a presentar síntomas de más intensidad o de malestar generalizado, ya que puede significar que estamos ante un cuadro de mayor gravedad”.
En cuanto a la prevención de enfermedades “invernales”, el médico menciona que las infecciones altas son muy contagiosas, por lo que hay que tener mucho cuidado en no propagar la infección mediante el uso de medidas universales como el lavado de mano, uso de mascarilla y taparse la boca al toser.
En caso de infecciones bronquilaes y/o pulmonares, a lo anteriormente descrito, hay que agregar un énfasis en la consulta temprana, para de esta manera obtener un diagnóstico precoz y un tratamiento oportuno que disminuya la probabilidad de complicaciones.
√ Mantener la hidratación, unos dos litros de agua al día, la que no se puede reemplazar por té o café, esto, en caso de alguna enfermedad, ayudará con el espesor del moco, fluidificándolo en parte, resultando más sencilla su eliminación.
√ No respirar por la boca cuando el frío es intenso y evitar ingerir bebidas muy heladas o muy calientes, para no irritar la mucosa y el pobre desempeño muscular vocal.
√ No forzar las cuerdas vocales, en caso de un resfrío porque cuando la voz está mal las personas la continúan utilizando a pesar del mal resultado. Se debe reposar e intentar no utilizarla mucho hasta que la inflamación ceda, sobre todo esto es importante para personas que utilizan la voz como herramienta de trabajo: actores, profesores, cantantes, telefonistas, entre otros.