Ejemplos de patrimonio vandalizado hay muchos, pero soluciones concretas muy pocas. A la fecha, son varios los patrimonios -materiales e inmateriales- víctimas de la mano del hombre y del paso del tiempo. ¿Falta de preocupación, educación o fiscalización? Carlos Maillet, director de la Licenciatura en Artes y Conservación del Patrimonio de la USS, entrega su visión.
“El vandalismo alcanzó las cúpulas (…) el rayado tiene invadido el espacio público, como si toda la ciudad fuera una zona de sacrificio”. Con estas palabras, y mediante una carta a El Mercurio, los académicos de la Facultad de Ingeniería, Arquitectura y Diseño de la USS, Carlos Maillet y Nicolás Fernández, repudiaron públicamente la vandalización de una de las cúpulas del Museo de Bellas Artes, ubicado en el corazón de Santiago.
Lamentablemente este tipo de actos están lejos de ser un “hecho aislado”. El centro de la capital parece abandonado. No sólo por el maltraer de los edificios y calles por el paso del tiempo y la falta de mantención, sino también por el vandalismo, el ataque a la cultura y la destrucción del patrimonio cultural.
“Es insoslayable diagnosticar el patrimonio cultural del devenir de la situación política, social y cultural que estamos viviendo. El Patrimonio no es una dimensión solo de ‘entretención’ o de ‘lujo’ de cierto arte o de historia. Por cierto, tiene matices, pero fundamentalmente está muy ligado al aspecto ético social que vive una comunidad, una ciudad, un país”, advierte Maillet, cuyo currículum siempre ha estado ligado al mundo patrimonial.
Ex Director del Servicio Nacional del Patrimonio Cultural, exvicepresidente ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, director en Fundación En Terreno (@enterrenochile) y actual director de la Licenciatura en Artes y Conservación del Patrimonio de la USS, Carlos Maillet tiene voz en la materia.
¿Se pueden recuperar zonas violentadas como Plaza Italia o Centro de Santiago?
El académico apunta a una pronta acción del Estado. “Este debe invertir en mecanismos de recuperación para que se habiten esos espacios. Tanto habitantes como comercios, oficinas y otros actores relevantes se alejan de la violencia y hay que atraerlos nuevamente con medidas que sean atractivas, como reducción de riesgos, facilidad de renovación, beneficios tributarios, etc. Sistemas que se emplean en grandes ciudades antiguas como en Europa. Que el Estado subsidie beneficios para la manutención y sea atractivo ‘volver’ al centro”.
Punto esencial es que la “recuperación vaya de la mano con un crecimiento urbano”. “Que los beneficios de una ciudad se distribuyan también en aquellos espacios que están deteriorados, entendiendo que son de uso y goce público (…) Para ello hay que entender la ciudad como un cuerpo: sí una parte falla, falla todo el resto”, detalla.
¿Falta educación en torno al tema?
“Los actores universitarios (profesores, alumnos y autoridades educativas) tienen un rol tremendamente relevante al poner en valor la importancia del patrimonio. El cómo se conserva es tan relevante como el resultado del mismo acto de restaurar, el resultado es tan relevante como el proceso, y en esa inquietud la relación profesor – alumno, la relación universidad – sociedad es clave desde el punto de vista del hábitat, de la ética social del rol de los bienes comunes. En el fondo, el nivel de apoyo y aprecio que tiene el patrimonio es el mismo valor que le damos a la convivencia común como sociedad”.