La mayor esperanza de vida, que de acuerdo a los cálculos prevé que una mujer que se retira a los 60 años vivirá hasta los 90, obliga a revisar la edad de las pensiones y la jubilación, pues los fondos reunidos deben financiar cada vez más años de pensión.
La Presidenta de la República dio a conocer que se presentará un proyecto de reforma al Sistema de APF que rige las pensiones en Chile, esto en un entorno donde ha existido un movimiento social de crítica al desempeño del sistema por las pensiones de quienes ya se han jubilado.
Para la elaboración de las iniciativas, se tiene como insumo base el Informe de la Comisión Asesora Presidencial sobre el Sistema de Pensiones en Chile, más conocida como la Comisión Bravo. La opinión pública ha centrado su mirada en quién administrará el 5% adicional de cotización que será de cargo del empleador y del cual una parte irá a cuentas individuales y la otra a fortalecer el aspecto solidario del sistema, que es una de las recomendaciones de la citada comisión en cuanto a fortalecer el aspecto contributivo.
No obstante la importancia de este tema, sólo representa una parte de las recomendaciones que la Comisión Asesora Presidencial sugirió, existiendo otras que son de mucha mayor importancia y que revisaremos a continuación.
Una primera alternativa es que, sin modificar la lógica actual del sistema que es de cuentas individuales que generan ahorros que son de cada uno de los trabajadores que cotizan, se fortalezca el pilar solidario en favor de las personas cuyas rentas son menores.
El primer aspecto básico es que la comisión presentó dos miradas globales del sistema que difieren en aspectos centrales y que serán la primera decisión que el proyecto de reforma deberá abordar.
Una primera alternativa es que, sin modificar la lógica actual del sistema que es de cuentas individuales que generan ahorros que son de cada uno de los trabajadores que cotizan, se fortalezca el pilar solidario en favor de las personas cuyas rentas son menores y mejorando así la parte contributiva de las cuentas individuales y abordando la igualdad de género en esta materia. Todo ello manteniendo los incentivos esenciales de ahorro, inversión y crecimiento que permiten financiar las pensiones futuras.
Una segunda alternativa global dice que el sistema actual de pensiones debe mejorar su legitimización social respondiendo a los principios de la seguridad social del sistema, creando para ello un componente de seguro social basado en la solidaridad entre afiliados y entre generaciones.
Una segunda alternativa global dice que el sistema actual de pensiones debe mejorar su legitimización social respondiendo a los principios de la seguridad social del sistema.
Estas dos alternativas globales suponen diferencias importantes, ya que mientras la primera mantiene la lógica individual; la segunda, si bien no la elimina, introduce el concepto de que los aportes de cada trabajador no son sólo para su pensión, sino que parte de ellos son para la pensión de otros que se jubilarán con él o bien para apoyar a quienes ya están jubilados en la solidaridad entre generaciones.
No obstante, estas grandes diferencias en la base de la propuesta, la Comisión sí acordó algunos elementos sustanciales que debieran modificarse, independiente de la alternativa que se busque y que enumero a continuación:
A.- Fortalecer y ampliar el Sistema de Pensiones Solidarias
B.- Fortalecer el pilar contributivo ampliando la cobertura y densidad de cotizaciones
C.- Aumentar el ahorro para el pilar contributivo
D.- Aumentar la edad legal de jubilación e incentivar el trabajo de las personas mayores
E.- Reducir los riesgos a los que son expuestos los afiliados
F.- Incentivar la competencia en la administración de las cuentas individuales
G.- Disminuir las brechas de género
H.- Ampliar e integrar políticas dirigidas al adulto mayor
I.- Adecuar la institucionalidad previsional, promover la participación social y la educación previsional
J.- Reducir la incertidumbre en los montos de pensiones
K.- Resguardar y uniformar derechos previsionales
Cada una de las recomendaciones anteriores, se encuentra ampliamente desarrollada con medidas específicas en el citado informe de la comisión. Por efectos de espacio, nos abocaremos a algunos aspectos importantes de sólo dos de ellas y en algunos aspectos específicos.
La primera dice relación con aumentar la edad de jubilación. En el año 1980, cuando fue creado el sistema de AFP, la esperanza de vida al nacer alcanzaba alrededor de los 70 años promedio para la población, siendo para la mujer 74 y los hombres 67. Lo anterior, ha cambiado sustancialmente llegando a que la esperanza de vida al nacer en el año 2016 en Chile alcanzó a 81 años promedio: 85 y 79 para las mujeres y hombres respectivamente.
En efecto, las tablas técnicas de cálculo de pensiones y provisiones del sistema señalan que una mujer que hoy cumple la edad de jubilación de 60 años vivirá hasta los 90 y un hombre que cumple hoy 65 años lo hará hasta los 85 en promedio. Lo anterior supone que los años de retiro que debe financiar la pensión han aumentado sustancialmente, por lo cual si los ahorros acumulados no han aumentado en la misma forma las pensiones disminuyen.
Las tablas técnicas de cálculo de pensiones y provisiones del sistema señalan que una mujer que hoy cumple la edad de jubilación de 60 años vivirá hasta los 90 y un hombre que cumple hoy 65 años lo hará hasta los 85 en promedio.
Datos de la OECD muestran una realidad que debe entenderse y adoptarse, la edad de retiro efectivo (no el teórico) es de 68 y 64 años para hombres y mujeres, lo cual muestra que se podrían tener, al menos, entre tres y cuatro años más de contribución a las cuentas individuales.
Un segundo aspecto es la necesidad de aumentar la competencia en el mercado de las AFP y para ello la Comisión propone varias medidas tales como la creación de una AFP estatal, licitar carteras de afiliados antiguos, que las AFP asuman las comisiones de intermediación de sus inversiones y permitir la entrada de actores sin fines de lucro, pero con giro único, a administrar los fondos de pensiones.
A este respecto, cabe preguntarse si el giro único, es decir, sólo administrar AFP, es hoy una necesidad o se puede regular adecuadamente el proceso de inversiones de los fondos para que ingresen nuevos actores que tengan experiencia en inversiones financieras a operar en esta industria.
Finalmente, como se puede observar la discusión y análisis del sistema recién comienza. La opinión pública se ha centrado en mirar un solo aspecto de los que se deben abordar, quedando todavía muchos temas que son sustanciales incluido si queremos tener un sistema de cuentas individuales o de seguridad social con solidaridad.
Gonzalo Sanhueza Palma
Director académico
Universidad San Sebastián, sede Concepción
Vea el artículo en diario Concepción