Taller de actividad física de Paciente Empoderado enseña cómo realizar ejercicio correctamente y cuáles son los beneficios para los adultos mayores. Además derriba el mito de que sólo es posible hacer actividad física en gimnasios.
De los diez talleres que componen el innovador proyecto Paciente Empoderado del Instituto IPSUSS, hay uno que se destaca por la vitalidad y entusiasmo que genera en sus alumnos: el taller Actividad Física para la Salud, impartido por profesores de las carreras de Kinesiología y Pedagogía en Educación Física de la Universidad San Sebastián.
Divido en dos secciones, este taller está marcado por la praxis y “el aprender haciendo”. Patricio Arroyo, director de la carrera de Pedagogía en Educación Física de la USS y coordinador de Actividad Física para la Salud, explica que esto se debe a la experiencia que han tenido como docentes de la universidad y que esto sirve además para que los estudiantes lo asimilen y logren empoderarse de la situación.
La primera parte es llevada a cabo por los docentes de la facultad de Kinesiología. Cristián Contador, director de la carrera de Kinesiología USS y profesor de Paciente Empoderado, explica que en ella los estudiantes aprenden, entre otras cosas, cuál es la importancia de una vida sana y activa, cómo precalentar y finalizar la tanda de ejercicios, cómo medir la presión y pulso. “Uno de los tips que doy es cómo saber que estoy trabajando una intensidad correcta y una de la cosas que aprenden es que si pueden hacer ejercicio y conversar están dentro de la intensidad relativamente correcta”, dice el director Contador.
Al acabar la primera etapa los alumnos comienzan a trabajar en conjunto a los profesores de Educación Física, con ellos aprenden a cómo transformar su casa en un verdadero gimnasio.
Por ejemplo, si necesitan trabajar con sobrecarga para tonificar su musculatura en la clase se les enseña que lo pueden hacer con kilos de arroz o botellas de agua en vez de ir a un club deportivo o comprar pesas. El profesor Arroyo explica que a través de estos consejos llevan a cabo la tarea de explicar que se puede utilizar cualquier implemento en pro de una mejor salud.
Según la última Encuesta Nacional de Salud el 88,6% de los chilenos son sedentarios y aunque la cantidad de plazas activas en Chile ha aumentado aún persiste el mito de que para hacer deporte es obligación ir a un gimnasio. Es por eso que en el taller se desarrolló el concepto de casa activa que busca derribar la justificación de que no hay que tener dinero para hacer deporte.
Dentro del taller también encontraron a los adultos mayores que realizaban ejercicio pero que no sabían lo hacían de manera correcta o aquellos que no tenían muy claro la importancia del porqué practicar deporte. “Lo que más les hacía falta era saber cómo seguir moviéndose de manera eficiente o de buena manera porque muchos hacían actividad física o tenían una idea de que era bueno moverse”, recuerda Sebastián Correa, profesor de Pedagogía en Educación Física y de Paciente Empoderado.
Pero, ¿qué es moverse de manera eficiente? El profesor Correa explica que es necesario tener una buena condición física y estructura muscular para poder realizar cualquier actividad sin el riesgo de sufrir un accidente como: cruzar la calle sin caerse o subir las escaleras sin problemas, y lo más importante evitando lesiones que a esa edad son mucho más complejas.
Como dato anecdótico los docentes agregan que los semáforos están programados para que las personas caminen a 5 kilómetros por hora, pero no todos los adultos mayores pueden caminar a esa velocidad y eso afecta en su calidad de vida ya que tienen que pedir ayuda o esperar a la siguiente luz verde. Este tipo de situaciones son las que trata de evitar el taller Actividad Física para la Salud del Programa Paciente Empoderado.
“Muchas personas preguntaban ‘¿por qué hago tanta actividad física pero este rollo no se me va?’”, comenta Roberto Acevedo, profesor de Pedagogía en Educación Física y del Programa Paciente Empoderado, y entre risas agrega que él respondía que lo importante era que estaban haciendo ejercicio y se sentían vivos.
Sobre ese tema Sebastián Correa, su compañero de labores, explica que “el desafío mayor es que mantengan o hagan la actividad física en los parámetros que ellos necesitan y que no sea de una exigencia mayor que vaya a tener una repercusión negativa en ellos”.
El mayor beneficio que tiene realizar actividad física, explican los expertos, es que sirve para mantenerse activo. Activar la musculatura a esa edad no va a hacer que se desarrolle más o se obtenga el famoso six pack, que muchos jóvenes tienen, pero sí va a permitir que una mayor cantidad de sangre llegue a los músculos nutriendo de mejor manera a todo el cuerpo.
El director de kinesiología agrega que la importancia del taller radica en que los pacientes empoderados aprendan que el envejecimiento es natural pero que tiene que ser acompañado por la actividad física y desmitificar que el sedentarismo está asociado exclusivamente si se realiza deporte o no, ya que caminar, y subir escalares también es ejercicio.
“Nos imaginamos el contexto del paciente empoderado que eran personas sedentarias viendo tele o escuchando música pero nos encontramos con la sorpresa de que había muchos que eran más activos que uno mismo”, recuerda Acevedo. Una de las experiencias más gratas para el profesor Acevedo fue ir a realizar el taller a la comuna de Las Cabras, en la VI Región.
“Ellos son personas muy activas en comparación a los santiaguinos de Providencia y Cerro Navia”, explica el docente. Pese a eso, los cabrinos no sabían dosificar las cargas y creían que caminar era sólo eso, pero a lo largo de las clases aprendieron que la frecuencia cardíaca tenía que ser regulada para que esta actividad sea beneficiosa para la salud.
Muchas veces era tal su entusiasmo que empezaban a realizar los ejercicios con mayor intensidad. En esos momentos los profesores tenían que regularlos y decirles “mira, está bien que tengas esas ganas pero hay que regular, hay que trabajar bajo estos parámetros”. Para el docente Correa este era, justamente, el mayor desafío.Uno más activos, otros menos pero al final todos tenían el mismo entusiasmo de participar y aprender. “Ellos estaban ávidos de recibir toda la información que uno les pudiera dar. Anotaban todo, preguntaban todo” dice Acevedo.
Después de risas, mucho entusiasmo y preguntas, pero sobre todo ejercicio los pacientes empoderados estaban preparados para tomar las herramientas que habían aprendido y aplicarlas en su vida diaria. Al finalizar el taller cada uno de los alumnos realiza su propia programación de actividad física para el próximo mes explica orgulloso el profesor Acevedo.
Pero esto no acaba aquí, ya que estas escenas se volverán a repetir durante los próximos en comunas tan diversas como La Florida, Concepción, Puerto Montt, entre otras.
Fuente:
Escrito por Bastián Garcés