Día a día son más las mujeres que optan por postergar su primer embarazo hasta después de los 35 años. Aunque la ciencia ha avanzado, los expertos coinciden en que lo mejor para que este tipo de casos tenga la menor cantidad de complicaciones es tomar la decisión lo antes posible y prepararse para cuando llegue el momento.
Desarrollo profesional, estabilidad económica, realización personal. Son algunas de las razones por las que las mujeres hoy en día están aplazando su primer embarazo hasta después de los 35 años. Es una tendencia a nivel mundial. De hecho se estima que en Estados Unidos, entre 1969 y 1994, las mujeres que tenían a su primer hijo desde los 30 años pasaron de un 4,1% a un 21,2%. En nuestro país, datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) señalan que en el año 1990 de 292.146 nacimientos un 10,02% correspondió a mujeres de 35 años y más, mientras que el año 2003, de 234.486 nacimientos el 16,25% correspondió a este grupo etario. Lo que indica que la decisión de aplazar el embarazo hasta después de los 25 años ha aumentado de forma constante, sin embargo este fenómeno no está exento de complicaciones (Le invitamos a leer esta columna de opinión).
Si bien los avances de la ciencia pueden asegurar mejores tratamientos médicos y preventivos, lo cierto es que nuestro cuerpo envejece ineludiblemente. Algo que también sucede con los ovocitos, que son las células aún inmaduras que luego se convertirán en óvulos. Es parte de un proceso natural, sobre el cual tenemos poco o nulo control. Al respecto Maricela Pino, académica de las carreras de Obstetricia y Matronería de la Universidad San Sebastián (USS), explica que “esto es porque nuestra especie es muy poco eficiente desde el punto de vista reproductivo. Una mujer a los 24 años tiene una probabilidad de embarazo del 25% al 30%, y claramente esto después de los 35 años disminuye. Además la calidad de los ovocitos se ve afectada”.
Al envejecer el cuerpo, las células también sufren por el paso del tiempo, especialmente los ovocitos. Esto causa que su calidad disminuya y puede derivar en diferentes complicaciones para la madre y el feto durante el embarazo. Pino explica que hay una relación entre la maternidad tardía y la incidencia del Síndrome de Down. “Está claro que cada vez se posterga más la maternidad y que las tasas de algunas alteraciones cromosómicas han aumentado, por ejemplo la trisomía del cromosa 21, causante del Síndrome de Down. Esto es porque se van incrementando en la medida que la mujer se embaraza a mayor edad”, comenta la profesional.
Por otro lado, Marta Fernández, matrona y docente de la carrera de Obstetricia de la USS, explica que otro aspecto a tener en cuenta durante este tipo de embarazos son las enfermedades que pueden afectar a la madre, como la preeclampsia –hipertensión inducida por la gestación– y la restricción del crecimiento intrauterino. Por este motivo es importante que los profesionales de la salud prevengan y detecten a tiempo este tipo de patologías, aunque esto que debe ser complementado con una “educación sanitaria que se le entregue a las mujeres y que aborde cómo mantener sus hábitos de vida, el realizar un mínimo de ejercicios y tener una dieta saludable para tener un buen embarazo”, dice la profesional.
De momento el envejecimiento del cuerpo humano no puede ser detenido completamente, pero la académica explica que existen procedimientos médicos que pueden evitar los riesgos asociados al envejecimiento de los ovocitos: la criopreservación o congelamiento de gametos. En estos procedimientos se congelan los gametos femeninos para preservarlos y evitar su deterioro con el paso del tiempo. Maricela Pino explica que esto “es un motivo de consulta frecuente en las mujeres entre los 35 y 37 años, que han decidido congelar sus ovocitos porque han optado por postergar la maternidad unos 5 ó 6 años más y tienen claro los riesgos asociados”, aunque agrega que este tratamiento es bastante caro por lo que pueden acceder a él solo algunos grupos de la población.
Es por eso que para Marta Fernández lo más importante consiste en tener un estilo de vida saludable si es que se desea postergar el primer embarazo hasta después de los 35 años. “Es una opción pero en la que se debe considerar que mientras más tiempo pasa, más riesgos se asumen en cuanto a la maternidad. Lo ideal es que las mujeres que están cercanas a los 30 años y saben que no es su momento para ser madres, se acerquen a un especialista o clínica de fertilidad para saber cuáles son sus opciones”, explica Fernández.
Para Maricela Pino otro punto importante tiene que ver con la postura que tiene la sociedad respecto a las mujeres jóvenes que están embarazadas, quienes muchas veces se ven discriminadas por esta causa. Al respecto la académica de la USS enfatiza “hay que sensibilizar a la sociedad respecto de la importancia de la maternidad, el apego con el recién nacido, la importancia de la consejería preconcepcional y lo relevante que es esto para el desarrollo de una sociedad justa. Son aspectos fundamentales que se deben abordar en las políticas públicas del país”.
Fuente: Escrito por Bastián Garcés