En el campus Los Leones se presentó el libro “Matar a la Madre Patria”, de Miguel Saralegui, académico del Instituto de Historia USS. El lanzamiento contó con la presencia del destacado escritor nacional, Rafael Gumucio, y el también académico USS, Alejandro San Francisco.
Señala el autor que durante la Colonia, no se sabía muy bien qué hacer como latinoamericano, pero lo que sí se sabía es que no debía continuar todo lo relacionado a lo colonial y español. “Esta fue la concreción de una revolución, lo que se desplegó con distintas intensidades en los países del continente”, dice.
A pesar de los textos estudiados en esta obra, “los cuales calzarían perfecto con la definición de discurso de odio, curiosamente tuvo apenas consecuencias directas. No hubo matanzas de españoles de hecho”. A partir de este contexto, Miguel Saralegui plantea la “muerte” o el intento de ella en 4 pilares: la política, la economía, la raza y la religión.
A pesar de la separación que se da de España, posteriormente igual todas estas naciones colonizadas “se vuelven bastante unitarias. Hay países como Argentina y Chile donde el discurso liberalista es mucho más potente”, afirma el académico.
En nuestro país, tenemos los ejemplos de Lastarria y Bilbao, canónicos en su modernismo y convicción de que hay que ser repúblicas modernas destruyendo casi todo lo recibido por España.
En el caso de Diego Portales, como gran parte de los conservadores del siglo XIX, son liberales, sin embargo, también gradualistas: “Ellos dicen que tenemos que ser algo parecido a una república francesa o de Estados Unidos y Inglaterra, lo que pasa es que faltaba mejorar la configuración social”, explica.
De la Monarquía absolutista a la República: de derechos individuales. Idea de que los individuos se regían por un poder sagrado de derechos liberales.
Del proteccionismo al libre comercio: por ejemplo, Francisco Bilbao tenía la convicción de que la Aduana y el Estado interventor eran reaccionarios y que los individuos libremente generarían más riquezas entre sí, lo que en esa época era una postura de izquierda.
Del catolicismo pleno a tolerancia: pasar de tener un catolicismo de tipo ritual, de procesiones, de santos a tener uno basado en las virtudes: del trabajo, perseverancia, etc.
Del mestizaje a la promoción de inmigración blanca: se pensaba en la llegada de alemanes y originarios de países nórdicos, pero acaban llegando españoles e italianos. También era una idea anticolonial, en el sentido de que la Colonia había sido demasiado mestiza, considerando que las elites pensaban que las razas que hacen el liberalismo era la blanca. Entonces, curiosamente este es un ejemplo de cómo el liberalismo en el XIX queda muy anticuado.
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