Columna del Rector Hugo Lavados, publicada en el Diario Pulso, en la que aborda la importancia de poner prioridad en las verdaderas necesidades del país.
Ha sido lamentable que la mayor parte de la capacidad y energía de prácticamente la totalidad del mundo político, se haya concentrado en explicar las fuentes de financiamiento de las pre campañas y campañas electorales; más lamentable aun, que existe bastante evidencia que en la casi totalidad de los casos, las platas se usaron para gastos de campañas y no para enriquecimiento personal. Esto último no ha sido comprendido así por la opinión pública, en buena medida por la forma en que especialmente los parlamentarios han planteado el tema. Frente a una situación en que estamos enfrentando un contexto económico efectivamente estrecho, con menos recursos que los presupuestados para ejecutar políticas públicas, el tiempo que se ha dedicado al tema antes descrito, el financiamiento de la política o las boletas ideológicamente falsas, francamente ya es excesivo.
Deberíamos enfrentar los problemas que verdaderamente nos afligen, y que han tenido una atención insuficiente por parte de nuestro sistema político. En este sentido, resulta destacable el planteamiento del gobierno, ratificado por la presidenta Bachelet, en términos de reconocer que dada la fuerte restricción de recursos, es necesario definir prioridades, es decir, señalar que se privilegiará y lo que no es posible abordar ahora, siendo este último punto el más difícil de enfrentar. Por supuesto, debería existir un diagnóstico sobre la urgencia e importancia de los objetivos que se desea perseguir, junto a la efectiva capacidad de lograrlos, lo que además de recursos requiere capacidad de gestión.
Deberíamos enfrentar los problemas que verdaderamente nos afligen, y que han tenido una atención insuficiente por parte de nuestro sistema político.
Uno de los puntos de partida, que es una de las bases del programa del propio gobierno es la desigualdad, analizando sobre qué temas se ha puesto énfasis para reducir sobre la enorme brecha que existe en nuestro país. Sobre eso, tres temas:
Elevar la calidad y cobertura de la educación preescolar y escolar debería ser un objetivo prioritario. Las desigualdades se manifiestan en forma importante en el cuidado y estímulos a los niños, desde los primeros meses de vida, y son muy difíciles de revertir, lo que hace indispensable reforzar las salas cunas, los jardines infantiles y los cursos anteriores a la educación básica. Igual situación se repite con la calidad de todo el periodo escolar, siendo urgente dar importancia a la educación media técnico profesional.
El envejecimiento y la caída en la natalidad suponen desafíos desde la Previsión Social y la Salud, especialmente pensando en aquellos que cuentan con menos recursos. La calidad, las funciones y los recursos involucrados en los servicios de Salud son fundamentales. La seguridad y prevenir la delincuencia tiene alto sentido social, porque afecta más a los económicamente más vulnerables.
Estos desafíos requieren un Estado fuerte y musculoso, no uno grande y débil, porque esa falta de fuerza hace que sea incapaz de impulsar los cambios sociales junto al crecimiento económico, que se hacen necesarios.
El más acotado de todos los recursos, que tiene un límite absoluto, es el tiempo, lo que es una completa obviedad, sin embargo, no siempre se considera. Es evidente que, si nuestros políticos están dedicados largas horas al tema del financiamiento de las campañas, no pueden enfocarse en los problemas de verdad.
Hugo Lavados M. Rector Universidad San SebastiánVea la columna en Diario Pulso