Es importante que en la celebración del Día del Libro y del Derecho de Autor no solo invitemos a la sociedad a encantarse con la lectura, sino que también fomentemos la creación, capacidad que hay dentro de cada uno de nosotros, la cual sin duda se ve alimentada por la lectura frecuente.
Cada 23 de abril celebramos el Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, una efeméride muy interesante, sobre todo considerando la cantidad de libros, el modelo de circulación de éstos (física y digital) y las nuevas formas de comprometerse con la lectura. Un día como hoy nos invita a reflexionar en torno a esta estimulante actividad desde distintas perspectivas.
El 23 de abril tiene principalmente un cariz histórico, ya que recordamos a William Shakespeare y Miguel de Cervantes, ambos los más grandes exponentes de la literatura en su época, quienes murieron en abril de 1616. También, a pesar del desconocimiento de muchos, el Inca Garcilaso de la Vega, quien impulsó un ambicioso proyecto historiográfico acerca de la historia de Perú, falleció el mismo día.
Por otro lado, algunos lo celebran enfatizando la importancia de la lectura, que radica en la nutrición cultural que nos aporta: nos da la posibilidad de conocer mundos nuevos, pensar críticamente, reflexionar, y sobre todo, imaginar distintas posibilidades. Como señaló Mario Vargas Llosa al momento de recibir el Premio Nobel, “la lectura convertía el sueño en vida y la vida en sueño”, poniendo al alcance del lector “el universo de la literatura”. Aprender a leer, para este autor, fue el momento más importante de su vida, como señaló frente a la Academia Sueca en 2010.
La importancia de la lectura radica en la nutrición cultural que nos aporta: nos da la posibilidad de conocer mundos nuevos, pensar críticamente, reflexionar, y sobre todo, imaginar distintas posibilidades.
También son interesantes las estadísticas en torno a la lectura. De acuerdo al Estudio Global de Lectoría de 2017 (GFK), un 31% de los chilenos declaraba leer “menos de una vez por mes” frente a la pregunta “¿Cuán seguido lees un libro?”, lo que es ciertamente preocupante. Sin embargo, el grupo entre los 15 y 29 años se presentaba como el más lector, señalando que leen todos o casi todos los días en un 28%, mientras que un 20% lo hacía al menos una vez a la semana, en tanto un 24% sólo leía un libro menos de una vez al mes. Pareciera ser que esta juventud tiene avidez por la lectura.
Es importante que en la celebración del Día del Libro y del Derecho de Autor no solo invitemos a la sociedad a encantarse con la lectura, sino que también fomentemos la creación, capacidad que hay dentro de cada uno de nosotros, la cual sin duda se ve alimentada por la lectura frecuente. Al contar con un Ministerio de las Artes y las Culturas, que tiene, entre otros, el principio de “respeto a la libertad de creación y valoración social de los creadores y cultores”, estamos en un buen momento para llevar a cabo nuevas investigaciones y divulgarlas.
Con el acceso e interconexión que supone la sociedad actual, con la rapidez que existe para compartir vídeos, fotos y publicaciones, tenemos la oportunidad perfecta para socializar la lectura. Así podremos convertir la sociedad del conocimiento en una mejor, que sea lectora y ávida por su cultura, pero por sobre todo, en una sociedad creadora.
Monserrat Risco
Investigadora Centro de Extensión y Estudios, CEUSS
Universidad San Sebastián
Vea la columna en El Líbero