La oferta política y la doctrina
La gratuidad universal es una mala política pública, porque es inequitativa y tiene un enfoque clasista, pero es una voz de la calle que se escucha.
En un mercado de bienes o servicios, la demanda es el principal motivador de la oferta y es fundamental para definir los precios. Como los recursos son escasos, siempre existe costo de oportunidad, es decir, se deja de comprar o de ofrecer algo. Esa es la base del análisis económico.
En la política ese análisis parecía ser incorrecto. Pero, en la reciente campaña electoral, se ha invertido lo que se suponía era la formación de la oferta política: uno pensaba que los candidatos y partidos ofrecían sus principios e ideas sobre lo que consideraban mejor y los electores elegían entre esas ofertas. Hoy la oferta política en Chile ha cambiado de pivote.
Según la RAE, líder es la persona que dirige o conduce un partido político, un grupo social u otra colectividad; como hoy los liderazgos son construidos desde un mundo mediático donde no predominan las ideas, sino las “demandas sociales”, las ofertas están hechas a gusto de los “consumidores”; no es alejado de lo que se atribuye a Groucho Marx “Estos son mis principios. Si no le gustan, tengo otros”.
Dentro de la gran cantidad de temas que debemos abordar en las políticas públicas ¿es la gratuidad en educación superior el más importante?; la respuesta sería sí, por la relevancia que ha adquirido en esta campaña. La gratuidad universal es una mala política pública, porque es inequitativa y tiene un enfoque clasista, pero es una voz de la calle que se escucha; como no existe liderazgo, se plantea lo que más suena en redes sociales, por tanto, adelante con la gratuidad universal. Los datos no importan, tampoco la demostración de que ésta genera más desigualdades.
Cualquier argumento que se use en otra dirección es etiquetado “neoliberal” y, por tanto, mirado usando anteojos auto definidos como progresistas, cuando en realidad son ingenuamente conservadores o simplemente retrógrados. Desde la perspectiva más “pura”, los derechos sociales se independizan de las posibilidades económicas del país, y se postula una forma de definir los derechos sociales; para esa visión no existe el concepto de costo de oportunidad. De esa manera, se pone en riesgo la responsabilidad en el diseño de políticas públicas que sean consistentes con una estrategia de desarrollo de equidad con crecimiento.
Por desgracia, estamos cerca de otra definición de Groucho, “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Hugo Lavados Montes
Rector Universidad San Sebastián
Presidente Consejo de Universidades Privadas Acreditadas
Vea la columna en diario La Segunda