Cada vez más profesionales se convencen de que las herramientas para el cuidado de sus pacientes no están sólo en el conocimiento médico. La complejidad de la atención de salud exige al médico ser también buen administrador de recursos y buen organizador de sistemas.
‘Mejorar el profesionalismo mediante la administración‘ es el título de un artículo publicado en mayo en el afamado Journal of the American Medical Association (JAMA), la revista de información médica de mayor difusión en el mundo. Fue escrito por el dr. Ezekiel J. Emanuel, profesor de Ética Médica y Política de Salud de la Escuela de Medicina Perelman de la Universidad de Pennsylvania, EEUU, y versa sobre uno de los temas de mayor actualidad en el mundo de hoy: la pérdida de profesionalismo en la práctica profesional y cómo revertirla.
El autor establece que el profesionalismo del médico debe tener como propósito promover el bienestar de sus pacientes y atender no sólo los factores internos sino también los externos, que influyen en la salud y las perspectivas del paciente, como su ingreso, su educación, el ambiente donde vive y su autonomía en lo laboral. Dentro de esto, el profesor Emanuel reconoce que la principal amenaza al profesionalismo es el dinero, que se manifiesta en conflictos de interés en las investigaciones clínicas, en usar herramientas médicamente innecesarias, o aplicar intervenciones altamente reembolsables cuando otras de menor costo son clínicamente igual de efectivas.
“La preocupación real acerca del profesionalismo es que el dinero está corrompiendo la práctica médica: la perspectiva de ganancia del médico distorsiona los juicios acerca de lo que es mejor para el bienestar del paciente. Las demás amenazas palidecen frente a ésta”, plantea el académico.
Según el autor, una vía de solución para esta visión distorsionada de la práctica médica es incorporar nociones de administración de negocios. Puede parecer una paradoja que –al ser el dinero una de las amenazas al profesionalismo- su antídoto sea enseñar a administrarlo. “Uno de los grandes acuerdos en las últimas décadas es la falacia de la teoría de la ‘manzana podrida’ para los problemas en medicina”, dice el doctor Emanuel. “No son los malos practicantes quienes causan los errores y problemas en la seguridad de los pacientes y la pobre calidad de la atención. Estos resultados más bien se relacionan con dificultades en los sistemas, y la solución a estos problemas requiere mejorar la infraestructura organizacional, lo cual se enfatiza en la educación administrativa. Para que los médicos amplíen la capacidad de sus organizaciones en reducir errores, mejorar la salud de los pacientes, detectar y aumentar la calidad del cuidado, incorporar nuevo conocimiento, asegurar atención con equidad, reducir las pérdidas y facilitar el suministro de servicios basados en los valores e intereses de los pacientes, los médicos necesitan habilidades de administración”.
Estos planteamientos están exactamente en consonancia con lo que IPSUSS y la U. San Sebastián sostienen. No basta con lo que el médico aprende de su propia ciencia, sino que debe poder manejar otras habilidades y herramientas que la complejidad de su labor exige en la actualidad y exigirá aún más en los escenarios futuros de la salud. Por eso se ha creado un Magíster en Administración de Hospitales y Clínicas, que empezará a dictarse este segundo semestre en Santiago. Está dirigido a “profesionales de la salud y de otras carreras comerciales o afines que busquen orientar su futuro laboral hacia el liderazgo de las distintas instituciones de Salud existentes”.
En su artículo, el académico de la Universidad de Pennsylvania va aún más lejos. Él habla de enseñar estas nociones desde el primer momento. Para él “los estudiantes de medicina no deberían salir de la escuela sin comprender análisis de datos y cómo usarlos para resolver desafíos de suministro de servicios de salud, así como optimizar el uso de los recursos físicos y humanos, salas de cirugía, personal de enfermería y de apoyo. Los estudiantes deberían aprender a crear diagramas de flujo de procesos y a usarlos para identificar defectos en la entrega de cuidados, como por ejemplo errores y brechas de seguridad, y cómo optimizar los procesos de entrega de los cuidados”.
“En conclusión -dice el doctor Emanuel- aprender medicina es necesario para hacer que el bienestar del paciente sea la obligación primaria del médico, pero no es suficiente. Para promover el profesionalismo y todo lo que eso implica (reducir errores, garantizar una atención segura, consistente, conveniente y de alta calidad, eliminar servicios innecesarios y mejorar la eficiencia en la entrega de servicios), los médicos deben desarrollar mejores habilidades de administración durante su paso por la escuela de medicina. Llegar a ser mejores administradores va a hacer de los médicos mejores profesionales de la salud”.
Fuente:
Escrito por Julio Enrique De Villegas