Ignacio Neumann: Medicina basada en evidencia

Es doctor en Epidemiología Clínica. Como investigador se ha especializado en la toma de decisiones basada en la evidencia en el ámbito de la salud, uniendo su primer “gran amor”, la práctica clínica, con su interés por investigar. Actualmente asesora a distintas instituciones a nivel nacional e internacional, poniendo a disposición la evidencia científica disponible de manera de transferir el conocimiento para la toma de decisiones de políticas públicas.

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Al principio de la pandemia, prácticamente todo era desconocido. Una pregunta emergía tras otra en un escenario de incertezas en el que las entidades de salud globales y locales, y los gobiernos, debían tomar decisiones a contrarreloj. Nos preguntábamos, por ejemplo, si era conveniente o no el uso masivo de mascarilla: la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó en un comienzo que no, y posteriormente “cambió de opinión”.

Si bien encendió algunas críticas, este cambio en la recomendación de la OMS se basó en los resultados de un informe elaborado por expertos y expertas de todo el mundo, quienes evaluaron la evidencia científica disponible hasta entonces acerca de la efectividad de la mascarilla para prevenir una enfermedad como ésta. Uno de ellos fue Ignacio Neumann, médico e investigador de la Facultad de Medicina y Ciencia, especializado en la toma de decisiones basada en evidencia en el ámbito clínico-sanitario.

Pero normalmente estos procesos no ocurren en tiempo real ni con esa rapidez. “El personal de salud enfrenta a diario decenas de decisiones respecto al cuidado que ofrecemos a nuestros pacientes”, dice el Dr. Neumann, y esas decisiones se apoyan en consensos, guías y recomendaciones que han sido construidas por especialistas a partir de datos y evidencia confiable.

Transferir el conocimiento

Previo a la pandemia y el dilema de las mascarillas, Neumann fue parte del trabajo tras las definiciones del Plan AUGE,  así como la elaboración de guías clínicas desde el Ministerio de Salud, estandarizando sus flujos y formatos desde 2018 en adelante. Con ello, dice, “logramos cambiar la cultura de cómo se hacen las cosas dentro del Minsal a favor de que se tomen decisiones basadas en evidencia”.

“Básicamente, lo que hacemos es recopilar la evidencia disponible y ponerla a disposición de los usuarios de una manera que les sea fácil de usar”, agrega, graficando esta transferencia del conocimiento con otro ejemplo: la discusión sobre si comprar o no antivirales en forma masiva como estrategia de salud pública.

La decisión, explica, ocurre en varios niveles y tiene distintos impactos. “Frente a la primera decisión de comprar o no los antivirales, nos pidieron revisar la evidencia científica y elaborar un informe con los pros y los contras. Finalmente, se tomó la decisión de no recomendar esta compra masiva, lo cual implica que no estén disponibles; es decir, son decisiones que impactan”.

Y si a futuro se opta por comprarlos, el o la profesional médico que esté frente a un paciente va a tener que decidir en qué casos darlo y en cuáles no. “Ahí también entramos nosotros, tratando en el fondo de orientar la práctica clínica”, puntualiza Neumann.

En esta línea, destaca también el trabajo que realiza desde hace algunos meses junto a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Agencia de Salud Pública del Caribe (CARPHA), generando recomendaciones para los países de El Caribe respecto al manejo de la pandemia.

Sistema GRADE

 Ahora bien, ¿cómo se construyen las recomendaciones de atención en salud, y cómo se evalúa si la evidencia disponible es certera y confiable? Los análisis que realiza el Dr. Neumann y sus colaboradores se desprenden del sistema GRADE: Calificación de la Valoración, Elaboración y Evaluación de Recomendaciones (Grading of Recommendations Assessment, Development and Evaluation). Un enfoque que emergió con fuerza a principios de los 2000 y hoy es ampliamente utilizado en todo el mundo, en el que participan metodólogos, investigadores, economistas, profesionales de la salud, entre otros.

“Se trata, básicamente, de un marco que permite calificar la calidad de la evidencia y traducirla en recomendaciones adecuadas al contexto clínico, y que considera también la experiencia médica y las preferencias de los pacientes. Dependiendo del balance entre los pros y contras de una intervención en particular, las recomendaciones pueden ser más o menos fuertes”, detalla Neumann, quien dirige el grupo GRADE Cono Sur, formado por colaboradores de Chile y Argentina.

Así, señala finalmente que este camino de la medicina basada en evidencia le ha permitido dedicarse a investigar sin dejar de lado la dimensión clínica. “He encontrado un área intermedia en la que puedo combinar la investigación con un componente práctico que ayuda directamente a las personas”, concluye.

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