Incorporar a los nutricionistas en los establecimientos educacionales, así como los contenidos de alimentación en la malla curricular; reordenar los diferentes programas de promoción de la salud escolar y difundir los servicios que actualmente se entregan a la población a través del marketing social, son algunas de las propuestas planteadas en coloquio “Recreo Saludable” organizado por la U. San Sebastián.
“Un niño obeso en 1º Básico tiene 70 veces más probabilidades de seguir siendo obeso en 4º básico, lo que quiere decir que ya estamos actuando tarde al comenzar el ciclo básico”, indicó Nelly Bustos, nutricionista e investigadora del INTA- U. de Chile, en el marco del coloquio “Recreo Saludable”, organizado por la carrera de Nutrición y Dietética y el Instituto de Políticas Públicas en Salud, IPSUSS de la Universidad San Sebastián.
En el país, el problema de obesidad se ha tratado de revertir a través de la implementación de numerosos programas como: Vida Chile (2000); Estrategia Global contra la Obesidad, EGO (2006); Elige Vivir Sano (2011) y Contra Peso de la Junaeb (2017), “todas políticas que sirven, pero con cada nuevo gobierno éstas cambian, entonces más que programas necesitamos una normativa contundente que traspase gobiernos”, aseguró Bustos.
Según agregó Juan Carlos Molina, representante del Equipo de Promoción de Salud de la Seremi de Salud de la Región Metropolitana, este trabajo debe ser coordinado entre las distintas reparticiones del Estado como los ministerios de Educación, Salud y Deportes, pero además debe considerar al sector privado, la sociedad civil y los gobiernos regionales.
“Es cierto que hemos tenido varias iniciativas políticas, de las que rescato la Ley de Etiquetado, una alianza intersectorial entre varios actores de la sociedad civil que intervienen en la vida doméstica y que promueven cambios culturales, pero lamentablemente todos los esfuerzos que se han estado haciendo chocan con una barrera cultural”, dijo Molina.
Por su parte, Astrid Caichac, nutricionista y académica de la U. Autónoma, planteó que las intervenciones que se realicen deben considerar no sólo a los niños, sino también a los padres. “A nivel escolar la principal barrera para lograr un cambio de conducta, son los papás”. Según la nutricionista, los menores imitan ejemplos y el más cercano es el que proporciona su entorno familiar y la escuela. “Que en los colegios se viva la vida saludable, no sólo como una tarea o una clase extra, debe ser un ambiente compartido con las casas e involucrar a los padres y a la vez que éstos tengan los mismos objetivos en sus lugares de trabajo”, afirmó Caichac.
Otro aspecto que propuso el experto de la Seremi de Salud fue la incorporación del nutricionista en los establecimientos educacionales y también abrir la posibilidad de que las personas puedan acceder a estos profesionales de manera directa. Actualmente este tipo de atención es por la derivación de un médico.
La nutricionista Marianela Araya, académica de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad San Sebastián, concluyó la importancia de la existencia de una normativa a largo plazo que involucre a todos los actores sociales para evitar que el problema de la obesidad infantil continúe creciendo a niveles alarmantes, sobre todo por el riesgo que eso significa, porque un niño con exceso de peso, se convierte en un adulto obeso con riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes e hipertensión.