En un panel organizado por la Escuela de Liderazgo y el Centro de Extensión y Estudios de la Universidad San Sebastián, se planteó la situación del Sename como la punta del iceberg de un conflicto que implica responsabilidades de diversas áreas del quehacer político y social.
El problema de la infancia en Chile se ha debatido arduamente en los últimos meses tras la muerte de una niña en las dependencias del Sename. Actualmente se discute en el Congreso un proyecto de ley que crea la Subsecretaría de la Niñez, sin embargo, la iniciativa enfrenta fuertes reparos por parte de la sociedad civil, algunos de los cuales fueron planteados en el coloquio “Sename, la punta del iceberg”, organizado por la Escuela de Liderazgo y el Centro de Extensión y Estudios de la Universidad San Sebastián (USS).
Delia del Gatto, ex directora del Sename y gerente general de Fundación Mi Casa –una de las expositoras en el coloquio– señaló que el actual proyecto es “débil”. A juicio de la experta se necesita “un órgano rector que debe ser capaz de ordenar y coordinar” programas orientados a la protección de la infancia y que hoy están repartidos en diferentes instituciones como los Ministerios de Salud, de Educación, de Justicia y de Vivienda, pero que a su vez sea capaz de diseñar políticas.
Del Gatto agregó que se requiere de una nueva institucionalidad que se preocupe de la atención integral de los niños. Añadió que focalizar el problema actual sólo en el Sename, es “una suerte de chivo expiatorio”.
La ex directora del Sename sostuvo que “las iniciativas presentadas (al Congreso) en estos años no han estado a la altura de lo requerido, lo que se ha traducido en no lograr avanzar en el proceso legislativo o, como sucede hoy con los numerosos proyectos de ley en trámite, al no cumplir estos lo prometido se ven sometidos a largos y duros procesos de debate parlamentario”.
Por su parte, Nicolás Canales, Líder de Inclusión Social de Desafío Levantemos Chile, señaló que “el Estado no se la puede solo”. Al tiempo que expuso el proyecto de una nueva residencia de menores que se implementará en La Pintana y que se plantea como desafío involucrar a la sociedad en la distintas problemáticas que hoy existen en este tipo de espacios enfrentando las falencias aun cuando son evaluadas por Sename.
“Hay problemas graves como el estigma social que tienen los niños y niñas, como ellos lo sienten en los colegios; y también está la no capacitación de las cuidadoras que son las personas que están a diario con los niños y deben enfrentar la violencia de estos niños. La responsabilidad que tenemos hoy como jóvenes es trabajar sobre eso y tratar de hacer las cosas distintas; muchas veces responsabilizamos al Estado por estas falencias, pero el Estado no se la puede solo”.
Catalina Siles, investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad, y otra de las panelistas en el encuentro, también coincidió con que se necesita un cambio de estructura de funcionamiento, pero recalcó la importancia de mirar el problema de manera integral, partiendo por terminar con la discriminación que actualmente existe. Expuso un caso de “las palomas”, un reportaje publicado por Revista Paula en octubre del 2016, donde unos jóvenes en situación de vulnerabilidad social describían como sentían que los ven las personas. “¿Por qué palomas? La gente nos mira, a veces nos tiran comida, otras nos espantan, pero la mayor parte del tiempo pasan por nuestro lado, nos miran en menos o no existimos”.
“Este es un testimonio muy lúcido acerca de la invisibilidad que sufren los niños, niñas y adolescentes que van más allá Sename, y que como sociedad no hemos querido mirar ni enfrentar”, aseveró.
Tras el análisis de las problemáticas y planteamiento de ideas para solucionar el problema de la infancia en Chile, el moderador del panel Rodrigo Venegas, coordinador académico de la carrera de Psicología de la Universidad San Sebastián reflexionó sobre el nivel de complejidad del tema planteado comenzando por la diferencia entre infancia vulnerada, gravemente vulnerada e infancia en general. “El conflicto principal está dado por el pensar que un solo servicio era capaz de dar respuesta al problema con todos los niveles de complejidad que implica lo legislativo, el nivel de conocimiento profesional, la capacidad económica del país, ciclos de desarrollo distinto como infancia temprana, infancia tardía o adolescencia; tipos de vulneración diferente y además en una condición de servicio que no cuenta con presupuesto autónomo. Así lo que vemos hoy es evidentemente sólo la punta del iceberg”, concluyó.