Don Manuel Vera (81) es nacido y criado en Río Puelo, en la comuna de Cochamó. Toda su vida la ha dedicado al trabajo de campo, entre las altas montañas cordilleranas y las extensas hectáreas de bosques que conviven con el estero del Reloncaví, en la Región de Los Lagos.
Su avanzada edad –reconoce– le imposibilita poder hacer lo que tanto le gusta, al menos con el mismo vigor de antaño. Lo acepta con tranquilidad, pero con la nostalgia que le produce el recuerdo de otras épocas. Sin embargo, su inquieto espíritu le impide reposar en el sedentarismo. Por eso, cuando supo que estudiantes de la Universidad San Sebastián efectuarían talleres para promover el ejercicio físico y cognitivo para los adultos mayores del sector, no dudó en apuntarse. Hoy está agradecido.
“Es lindo que puedan salir, no es un viaje tan fácil venir a Puelo. Se agradece que los jóvenes puedan venir a hacer estas actividades. Los ejercicios me sirvieron mucho, nos permiten mantenernos activos y compartir con los vecinos”, expresó.
Para la Universidad, la posibilidad de vincularse con la comunidad es un pilar importante para robustecer la formación que reciben los estudiantes. “Educación para la vida” es un proyecto de carácter comunitario que busca entregar herramientas para contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas a través de la realización personalizada de diferentes diagnósticos e intervenciones educativas en áreas como alimentación saludable, educación afectiva y reproductiva, salud mental, educación cívica, habilidades lingüísticas, motoras y educación bucal, entre otras”, detalla la académica Lilian Cortés, líder de la iniciativa.
Educación para la vida es un proyecto que tributa al Programa Territorial Hito de Vinculación con el Medio, Más Salud Más Cerca, “que busca entregar herramientas para mejorar la calidad de vida de las personas a través de la realización personalizada de diferentes diagnósticos e intervenciones educativas en áreas como alimentación nutricional, educación afectiva y reproductiva, salud mental, educación cívica, habilidades lingüísticas, motoras y educación bucal, entre otras”, enfatiza Lilian Cortés, líder de la iniciativa en que participan las carreras de Fonoaudiología, Derecho, Nutrición y Dietética, Medicina, Kinesiología y Psicología.
Precisamente, para la estudiante de Fonoaudiología, Laura Hernández, la experiencia le permitió acercarse a su futuro ejercicio profesional. “Logramos conocer a muchas personas y poner en práctica nuestros conocimientos, realizando evaluaciones y luego ayudándolos en base a lo que nosotros detectamos como deficiencias que, en su mayoría, tenían que ver con reforzar ciertas cosas en cuanto a memoria; por su edad –y es normal– algunos de ellos olvidaban algunas cosas en el diario vivir, por lo que realizamos ejercicios terapéuticos en esta área”, comentó.
Una mirada similar tiene su compañera Yarits Alvarado, quien, a diferencia de Laura, trabajó con niños y su entorno familiar. “Nuestro foco fue entregar herramientas a los papás para fortalecer el desarrollo de sus hijos sin realizar gastos en materiales, sino con actividades que puedan desarrollar en su propio hogar, trabajando sus sentidos como también su capacidad de comunicarse desde el habla y el lenguaje”, apuntó.
Iniciativas como Educación Para la Vida resultan significativas para las partes involucradas; un ejemplo de que estos esfuerzos mancomunados permiten, en este caso, que los niños de Rio Puelo crezcan con estímulos que fortalecen su motricidad, su comunicación y su relación con el entorno, al igual que Don Manuel, que tras participar en todos los talleres regresa animoso a su hogar, en el campo, trabajando la tierra húmeda y fértil que lo vio nacer.