El Gobierno confirmó que en 2022 los escolares regresarán obligatoriamente a las salas, terminando con las clases online o híbridas. Ana Luz Durán, decana de Educación de la USS, apoya la medida, pero califica como indispensable que sea para todos por igual.
Tras dos años con clases vía remota -o híbridas según el caso- los escolares deberán regresar presencial y obligatoriamente a las salas en marzo próximo. Así lo anunció el Ministerio de Educación, argumentando que el avance en la vacunación infantil y los cambios en el Plan Paso a Paso permiten tal escenario.
Raúl Figueroa, ministro del ramo, sostuvo además que la presencialidad juega un rol central en el desarrollo de los aprendizajes y el bienestar socioemocional de los alumnos, lo que se vio fuertemente mermado tras la irrupción del Covid-19.
Para Ana Luz Durán, decana de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad San Sebastián, la medida es acertada, siempre y cuando se cumplan ciertos puntos.
“La presencialidad escolar no sólo ayuda a mejorar los resultados de los aprendizajes o a cerrar las brechas académicas abiertas por la pandemia. En la formación de nuestros niños y jóvenes es fundamental la relación con los pares, el desarrollo de habilidades sociales y el trabajo con el autoestima”, dice.
Asimismo, en muchos casos, “la escuela y el liceo entregan protección a estudiantes de hogares vulnerables, preocupándose por su salud mental y su cuidado nutricional. Junaeb entrega cerca de tres millones de raciones diarias a niñas, niños y jóvenes de Enseñanza Básica y Media”.
¿Cuál es el punto a considerar? “El llamado a retornar a las aulas desde marzo próximo parece una medida acertada, siempre y cuando las condiciones sanitarias lo permitan”, precisa. Sin embargo, lo relevante es que dicha medida “se aplique de manera uniforme, pareja para todo el sistema escolar. No hacer distinción entre colegios vulnerables o no vulnerables, entre colegios públicos y particulares o particulares subvencionados. Lo importante son los estudiantes, independiente su lugar de origen”, concluyó.
Naciones Unidas señaló en septiembre que cerca de mil millones de menores alrededor del mundo están en riesgo de tener una “pérdida de aprendizaje” significativa a causa de las interrupciones en la asistencia a la escuela durante la pandemia. De ahí que organismos como Unicef han instado a los gobiernos, a las autoridades y a los administradores escolares a reabrir las escuelas lo antes posible, tomando todas las medidas necesarias para mitigar la transmisión del virus en ellas.