Académica USS, Ana Paula Cancino, advierte que “si bien la disfagia puede traer consecuencias significativas en la calidad de vida de las personas, es posible sobrellevarla”.
La disfagia es un trastorno que implica dificultades para deglutir o ingerir distintos alimentos, lo cual se considera como una función de vital importancia para la supervivencia de los seres humanos.
Esta puede presentarse como simples atoramientos o molestias para deglutir, problemas para tragar algunos alimentos líquidos y/o sólidos, hasta llegar incluso, en los casos más graves, a presentar dificultades para deglutir la propia saliva. Esta puede ser a consecuencia de un daño cerebral o enfermedades como Parkinson o Alzheimer, entre otras.
Actualmente, se ha planteado un alza en los casos de personas que presentan este trastorno como consecuencia de complicaciones por Covid-19, asociadas principalmente a quienes han tenido que pasar por un proceso de intubación prolongado en el tiempo. Por eso, toma relevancia el papel que cumple el fonoaudiólogo ante estas restricciones y dentro de equipos multidisciplinarios.
Por otro lado, la disfagia también puede desarrollarse producto del envejecimiento, aumentando considerablemente su probabilidad de aparición en personas mayores de 75 años, lo que puede significar un riesgo en la salud de esta población, ya que se asocia a desnutrición.
Si bien esta patología puede traer consecuencias significativas en la calidad de vida de las personas que la padecen, es posible sobrellevarla. Una evaluación adecuada y tratamiento oportuno apuntan a mejorar la nutrición y, por ende, contribuyen a la recuperación del estado de salud de las personas.
Ana Paula Cancino
Académica de Vinculación con el Medio
Facultad de Ciencias de la Salud
Universidad San Sebastián