Profesor Mauricio González, plantea que la obtención de la Copa América debe ser la motivación que guíe el camino para seguir trabajando con más fuerza y conseguir nuevos logros.
En palabras de Mark Twain, existen dos grandes momentos en la vida de una persona: el día que nace y el día que descubre para qué. Los muchachos de la Selección de Fútbol son unos niños felices haciendo lo que más les gusta: jugar a la pelota, y eso lo descubrieron hace rato. Hoy, cuántos jóvenes no saben lo que harán y están desorientados y desanimados. Deben aprender de ellos porque la vida es corta y es frustrante no descubrir nuestro propósito. Todos tenemos uno, los invito a descubrirlo y a vivirlo con pasión así como nuestros futbolistas nos enseñaron en la reciente Copa América.
Seguramente por mucho tiempo se hablará de este gran logro, que es, sin duda, el evento deportivo del año. Analizar los partidos es repetir lo que muchos analistas ya han dicho a través de diversos medios.
¿Acaso el resultado es lo único que importa? Los deportistas bien lo saben, termina un torneo e inmediatamente hay que pensar en el siguiente desafío.
Lo que quiero destacar es la enseñanza que pudiese dejar. ¿Acaso el resultado es lo único que importa? Los deportistas bien lo saben, termina un torneo e inmediatamente hay que pensar en el siguiente desafío. Vendrán más campeonatos, más partidos, más copas, en definitiva más metas.
En ese sentido, lo que se ha logrado es tremendamente meritorio, pero conlleva una gran responsabilidad, ya que aparecen en el horizonte nuevas tareas que se deben cumplir con éxito. De lo contrario, esta copa será solo una quimera y la estaremos celebrando por muchos años al igual que el tercer lugar de la Selección del 62, el título de la Libertadores 1991 logrado por Colo Colo o el título en la Sudamericana 2011 obtenido por Universidad de Chile a nivel de clubes.
Creo que este triunfo debe servir para que de una vez por todas entendamos que se pueden alcanzar logros importantes, que se puede mantener un proceso que dé resultados, que los jugadores jóvenes aprendan de esta selección no solo en lo futbolístico, sino también de los errores cometidos en el proceso, que los entrenadores de los clubes trabajen mancomunadamente con las distintas selecciones y también haya aporte de las selecciones hacia los clubes, es decir, eso tiene que servir para un desarrollo sostenido.
Este triunfo debe servir para que entendamos que se pueden alcanzar logros importantes, que se puede mantener un proceso que dé resultados, que los jugadores jóvenes aprendan de esta selección no solo en lo futbolístico, sino también de los errores cometidos en el proceso.
Marcelo Bielsa cimentó las bases que Jorge Sampaoli supo aprovechar, pero que se debe refrescar, ya que la mecha se acaba y él lo sabe muy bien. Esta final, la sacaron adelante los jugadores, supieron ser maduros futbolísticamente y encarar este duelo como los mejores del mundo, en palabras de Sampaoli: “me saco el sombrero por lo que hicieron”. Cuando ellos quieren y pueden, suelen hacer cosas como éstas, pues muchos entrenadores plantean bien los partidos pero a veces los jugadores interpretan de otra forma ese planteamiento y no logran el triunfo.
Esta copa debe ser la motivación, el norte, la base, la luz o como quiera llamarla, que guíe el camino para seguir trabajando con más fuerza y conseguir nuevos logros. Esa es la enseñanza dejada por la Copa América.
Mauricio González Vargas
Académico Facultad de Ciencias de la Actividad Física
Universidad San Sebastián
Vea la columna en diario La Tribuna de Los Ángeles.