Académica de Vinculación con el Medio de la USS, Fabiola Fuentealba, advierte que el alcohol es considerado como el segundo alimento con mayor densidad energética después de la grasa.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), declaró el 15 de noviembre como el Día Mundial sin Alcohol, con la finalidad de crear conciencia en la población acerca de los daños físicos y psicológicos que ocasiona su consumo.
En efecto, el alcohol es un factor causal en más de 200 enfermedades y trastornos, como el sobrepeso y la obesidad. Además, está asociado con el riesgo de desarrollar trastornos mentales y conductuales, algunas enfermedades no transmisibles y tipos de cáncer, enfermedades cardiovasculares, traumatismos derivados de la violencia y accidentes de tránsito.
Considerando la situación epidemiológica de Chile, con elevadas tasas de sobrepeso y obesidad, es importante mencionar que su consumo está directamente relacionado con la ingesta calórica, contribuyendo aún más con las cifras de malnutrición por exceso.
Una de las causas del sobrepeso y la obesidad se debe a un desequilibrio energético entre la energía consumida y gastada. Referente al alcohol, este se considera como el segundo alimento con mayor densidad energética después de la grasa (7.1 Kcal/g de alcohol). Además, aumenta el apetito y disminuye la saciedad, lo que conlleva a un aumento de la ingesta energética.
Por otro lado, también provoca un aumento de la termogénesis, que hace que la energía final aportada sea ineficiente, comparada con otros alimentos. Paralelamente, la ingesta de alcohol aumenta la sensibilidad a la insulina, que podría contribuir al aumento del peso corporal.
Lograr la reducción del uso nocivo del alcohol es una meta que todos debiésemos considerar en mayor o menos medida, para reducir las consecuencias sanitarias y sociales negativas de su consumo.
Fabiola Fuentealba Arévalo
Académica de Vinculación con el Medio
Escuela de Nutrición y Dietética
Universidad San Sebastián