Análisis a la propuesta de Constitución desde la perspectiva filosófica
Académicos de la Escuela de Humanidades de la Universidad San Sebastián se reunirán por tres viernes consecutivos para analizar el texto propuesto desde la perspectiva filosófica, antropológica y valórica.
Por estos días abundan los análisis políticos, jurídicos, económicos y sociales al texto propuesto de nueva Constitución, pero hay una ausencia del pensamiento filosófico en torno a ello.
Precisamente para abordar esa carencia es que la Escuela de Humanidades de la Universidad San Sebastián, organizó una serie de coloquios filosóficos en torno a la Constitución. El viernes 5 de agosto se dio inicio con uno titulado Chile: un país imaginado, algunas consideraciones filosóficas acerca del proyecto constitucional.
En la primera cita, el doctor en filosofía y director de la Escuela de Humanidades, Eugenio Yañez, abordó el análisis de la propuesta de texto desde la perspectiva de su naturaleza y aplicabilidad. Al respecto, explica que “miramos el texto no con el afán de criticar a sus creadores, pues parto de la base de la buena fe de los convencionales, pero no bastan las buenas intenciones para que un texto sea bueno”.
Sobre ese punto, y parafraseando a Nicanor Parra, señala que “el documento apunta al hombre imaginario porque estamos en presencia de una constitución imaginaria, cuyos destinatarios son imaginarios que habitan un país imaginario, es decir, no piensa en el verdadero Chile”.
A juicio del filósofo el documento refleja la imaginación ilustrada con un diseño ideológico con cierta racionalidad, pero es una representación mental del país, en el fondo, una utopía. Por ello menciona que “cuesta ver a la mayoría de los chilenos al leer la constitución (…), cuesta reconocer Chile en este texto porque fragmenta la cultura, arrasa con instituciones republicanas y, en cambio, establece otras figuras con carácter refundaciones que penetra en las entrañas con el nacimiento de un hombre nuevo chilensis”, dice el académico USS.
Asimismo, observa cómo la propuesta de Constitución desconoce un aspecto central que es el deber del ciudadano, porque sólo se concentra en muchos derechos “como si fuésemos ángeles” y que “organiza todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado, no otorgándosele ser el promotor del bien común”, remata.
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