Adaptación, autorregulación y tolerancia a la frustración son tres conceptos claves que los jóvenes deben manejar al comienzo de esta nueva experiencia.
A partir del próximo lunes, miles de jóvenes comenzarán una de las etapas más trascendentales en su vida, como es la educación superior. Algunos tienen experiencia previa, sin embargo, la mayoría notará el cambio de la vida escolar, del colegio o liceo, al mundo universitario, una vivencia que no solo es un momento de crecimiento académico, sino que también implica tomar decisiones y asumir nuevas responsabilidades, que son a la vez instancias de desarrollo personal.
El inicio de la etapa universitaria implica varios beneficios y oportunidades. “No es solo la independencia y autonomía que asume un adolescente, sino que involucra desarrollar habilidades y vivir experiencias nuevas, las que a veces no son reguladas y equilibradas de manera adecuada”, apunta la psicóloga y coordinadora de Formación Integral de la Universidad San Sebastián, sede Concepción, Javiera Hernández.
Desde este plano, ¿qué aspectos debiera considerar un joven que inicia su educación superior? “Primordialmente ser consciente de la necesidad de desarrollar tres aspectos: adaptación, autorregulación y tolerancia a la frustración“, menciona la experta.
La adaptación al nuevo ambiente “hace referencia a aquel motor que nos permite no solo socializar con el grupo de pares, sino también entender los nuevos reglamentos y procedimientos que tiene la institución, nuevas metodologías de enseñanza y asumir que las horas dedicadas al estudio no serán las mismas, pues el material pedagógico en este nuevo contexto es más extenso y complejo que en el colegio”, puntualiza Hernández.
La psicóloga explica que el concepto de autorregulación corresponde a un proceso que va de la mano con la capacidad de planificación del tiempo, mantener hábitos saludables, organización de presupuesto, manejo de técnicas para canalizar emociones negativas, tomar consciencia de las debilidades propias que se deben trabajar e incluso, un proceso para descubrir talentos. “Lo anterior permite conformar un nuevo escenario donde se abren horizontes y se proyecta el futuro profesional”, dice.
Por último, la tolerancia a la frustración “no solo ayuda a mantenerse alerta, sino que permite visualizar aprendizajes positivos a pesar de lo adverso que puede resultar un problema, ya sea vivido desde el contexto emocional o académico. Ser tolerante ayuda a levantarse con nuevas herramientas, descubrir la vocación y asumir nuevo desafíos”, plantea Javiera Hernández.
En conclusión, para la profesional, el proceso de pasar del colegio a la universidad debe ser vivido con fluidez y calma, manteniendo siempre el foco en la consciencia, que no solo permite asumir con facilidad la transición, sino que también vivir el desarraigo de lo que se deja atrás y asumir el costo de la autonomía de la mejor manera posible. “Se debe entender que cada día se aprenden experiencias y se descubren competencias nuevas, pues no se trata de cargar el peso del éxito, sino de buscarlo en cada aprendizaje”, finaliza Javiera Hernández, psicóloga y coordinadora de Formación Integral de la USS Concepción.