Cristian Quinzacara, académico de Ingeniería Civil de la USS, analiza en su columna la nueva carrera espacial entre China y Estados Unidos. “El futuro espacial se ve prometedor. Las dos superpotencias han puesto sus esfuerzos en alcanzar un nuevo estado en la exploración lunar”, señala.
Para nadie es un misterio que China es hoy una superpotencia económica, industrial, científica y tecnológica. Durante las últimas dos décadas, el gigante asiático se ha propuesto ser también una potencia espacial. Visto así, no es de extrañar que el Programa Chang’e, de exploración lunar, ya haya realizado 5 misiones logrando importantes hitos: cartografiar la Luna en alta definición, alunizar un par de rovers (vehículo de exploración de superficies planetarias) y traer a la Tierra 2 kilogramos de muestras lunares. Y no solo la Luna. También Marte ha sido visitado. En 2021 la Administración Espacial Nacional de China (CNSA) envío la misión Tianwen-1 que orbitó y logró aterrizar un rover en suelo marciano.
En la década en curso, la CNSA planea enviar otras 3 misiones Chang’e que incluyen orbitador, módulo de aterrizaje y más rovers para explorar el polo sur lunar, así como el inicio de la construcción de una estación de investigación lunar en colaboración con sus pares rusos (Roscosmos) y los países que deseen sumarse. Estos serían los pasos iniciales para enviar una misión tripulada y habilitar un puesto de avanzada en el polo sur lunar en 2030.
Frente al avance de los asiáticos, lejanos parecen los días de gloria de los EE.UU. en que la NASA transmitía en directo el éxito cúlmine del programa Apolo: llevar los primeros humanos a la Luna entre 1969 y 1972. Desde entonces el país del norte no ha vuelto. O eso era hasta ahora. En 2017 se dio comienzo al programa Artemis que busca llevar humanos de vuelta al satélite y eventualmente a Marte. En el mediano plazo contempla la construcción de una estación espacial orbitando el satélite y una base en el polo sur del mismo. Todo junto a socios de las agencias espaciales de una veintena de países (Japón, Canadá, Reino Unido, Unión Europea, etc.), así como privados entre los que se cuentan SpaceX y Blue Origin.
Esta semana será el gran estreno de Artemis. La NASA agendó el lanzamiento de la misión inaugural del programa que consiste en el viaje de la nave espacial Orion sin tripulación a bordo del cohete SLS (Space Launch System) hasta alcanzar la órbita lunar, para después regresar a la Tierra. La misión contempla el despliegue de 10 satélites que realizarán investigaciones científicas tanto del espacio exterior como de la Luna. Con esto, la NASA busca probar el reingreso y recuperación segura del módulo de tripulación de Orion tras la travesía espacial, lo que asegura su utilización en las misiones tripuladas del programa.
El futuro espacial se ve prometedor. Las dos superpotencias han puesto sus esfuerzos en alcanzar un nuevo estado en la exploración lunar, incluyendo el envío de humanos y el establecimiento de instalaciones tanto en órbita como en su suelo. Llamativo es el hecho que ambos programas apunten al polo sur de la Luna. Esto se debe a la disponibilidad de agua en estado sólido en aquella región. Ambos programas vislumbran Marte como la próxima frontera.
Solo es cuestión de tiempo saber si será Chang’e, la diosa de la Luna en la antigua China, o bien Artemis, la diosa de la Luna de los Helenos, quién logre la victoria en esta nueva carrera espacial.
Cristian Quinzacara
Dr. en Ciencias Físicas
Académico Ingeniería Civil
Universidad San Sebastián