“El hambre se ha incrementado en el mundo y, a fines de esta década, tendremos que enfrentar el aumento de un 20% en la demanda de alimentos. Este desafío no solo implica producir más, sino también fortalecer la colaboración público-privada”, señala en su columna sobre alimentación la académica María Emilia Undurraga.
Esta semana conmemoramos el Día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, que toma un profundo sentido en el marco de la actual crisis de seguridad alimentaria. Una parte importante de los alimentos que se producen a nivel mundial terminan como residuos, perdiéndose con ello los nutrientes destinados a fortalecer la salud de las personas y generándose un uso innecesario de recursos, con los consiguientes impactos sociales, económicos y ambientales asociados. De hecho, se estima que cerca de un tercio de los alimentos se pierden en las distintas fases de la cadena productiva, lo que se transforma en un desafío global.
Sabemos que el hambre se ha incrementado en el mundo y que, a fines de esta década, tendremos que enfrentar el aumento de un 20% en la demanda de alimentos. Este desafío no solo implica producir más, sino también fortalecer la colaboración público-privada de la cadena completa para hacerla más resiliente a futuros embates y tendencias. En este marco es que Chile, al alero de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias del Ministerio de Agricultura, ODEPA, en 2020 formalizó la Comisión Nacional en la materia que venía trabajando desde 2017, relevando su importancia y continuando un trabajo que requiere una mirada de largo plazo y la inclusión de los distintos actores.
Reconocer el trabajo de todas y todos en este desafío es fundamental. El sector privado, público, la sociedad civil, la academia y finalmente cada una de las personas, con mayor conciencia del impacto de sus decisiones y acciones, harán la diferencia. Por eso, la Universidad San Sebastián por largo tiempo ha querido aportar a esta comprensión actualizada de la alimentación, sus sistemas y cadenas, entendiendo el impacto de este asunto en el bienestar de las personas y de los ecosistemas.
Me gustaría destacar algunas iniciativas recientes de nuestras sedes regionales, como el Modelo de Gestión para el Banco de Alimentos de Concepción, desarrollado en el marco del Programa Territorial Hito “Más nutrición más vida” por los estudiantes del Magíster en Dirección y Gestión Estratégica en Salud, con el objetivo de mejorar la eficiencia del capital humano del proyecto. Por otra parte, en la región de Los Ríos, el equipo de las carreras de Nutrición y Dietética junto a Ingeniería Comercial y la colaboración de organismos públicos y privados locales, hace algunos meses dieron vida al Observatorio Regional de Seguridad Alimentaria para proponer mejoras en procesos, acompañar y entregar información a la industria.
En tiempos de inseguridad alimentaria donde el hambre ya alcanza a más de 800 millones de personas, es decir 1 de cada 10 personas en el mundo, el tener una mirada integral -moderna- de la cadena e incluir a todos los actores para enfrentar este desafío es vital. Durante esta semana de forma particular, la invitación es a ser conscientes de las pérdidas y desperdicios de los alimentos en nuestro entorno y hacer que esto disminuya, porque los grandes cambios parten de pequeñas acciones y todos estamos llamados a ser parte de ellos.
María Emilia Undurraga
Académica Centro de Políticas Públicas
Facultad de Economía y Negocios
Universidad San Sebastián