En un seminario organizado por el Centro de Políticas Públicas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, el economista a cargo de la unidad de Pensiones de la OCDE, Pablo Antolín, analizó los principales criterios para realizar una reforma de pensiones.
En el marco de la discusión en torno a una nueva reforma previsional, el Centro de Políticas Públicas junto a la Dirección de Postgrados de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad San Sebastián, realizaron el webinar “Mejores pensiones: la anhelada reforma chilena”, actividad transmitida por EMOL TV.
“Queremos aportar a lo que viene en materia de pensiones desde una mirada fresca y contribuir a derribar algunos mitos que existen en nuestro país en materia de pensiones”, señaló Juan José Ossa, director del Centro de Políticas Públicas USS.
El economista Pablo Antolín, jefe de la Unidad de Pensiones y subdirector de la División de Seguros, Pensiones y Mercado de Capitales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), presentó los principios que deben guiar una buena reforma de pensiones, en base a las lecciones aprendidas de la experiencia de los países OCDE.
En primer lugar, señaló que es importante tener en cuenta los objetivos de un sistema de pensiones, los riesgos a los que se enfrenta y priorizarlos, sin dejar de lado objetivos secundarios como asegurar la sostenibilidad fiscal y financiera del sistema; la suficiencia y cobertura para la población, eficiencia para que se mantengan los incentivos laborales, preservar la equidad inter e intra generaciones, y que se creen activos e inversiones a largo plazo.
Según Antolín, es esencial que este sistema sea de carácter universal; es decir, que todos los ciudadanos estén protegidos por encima de la pobreza a la hora de jubilarse. “Asegurar que durante su vida laboral la gente ahorre para financiar su jubilación y protegerse contra los riesgos que presenta la incertidumbre”, señaló. También recomienda que los sistemas se financien con el presupuesto general del Estado, según los montos que defina cada país.
Además, destacó la importancia de diversificar las fuentes para financiar la jubilación: los sistemas de pensiones de reparto y de capitalización deben combinarse y complementarse, diseñados de tal forma que cuando un individuo se jubila, su pensión final sea la suma de lo que ha contribuido tanto al sistema de capitalización, como al de reparto.
En ese sentido, “los sistemas de pensiones se tienen que diseñar de tal forma que, independiente de que se opte por un sistema de reparto contributivo o no contributivo, se mantengan los incentivos para aumentar la pensión mínima de los trabajadores por sobre la pensión universal garantizada”, indicó Antolín.
¿Cuánto hay que contribuir para alcanzar un objetivo de pensión? El experto señala que la OECD considera estándares de salarios, inflación, esperanza de vida, estableciendo un parámetro de pensión objetivo que contempla también la tasa de reemplazo. “La mayoría de los países que ofrecen pensiones altas contribuyen entre 18% y 22%, independiente que sea en un sistema de reparto contributivo o de capitalización”. Así, aseguró que para tener mayores y mejores pensiones, hay que contribuir más y por más tiempo (40 años).
Finalmente, señaló la importancia de que el sistema de pensiones sea inclusivo, que todos los individuos puedan participar, contribuir y beneficiarse del sistema. Esto incluye la participación femenina y de empleos informales, a tiempo parcial o por cuenta propia.
En el encuentro también se presentó el caso de México como una experiencia de reforma previsional exitosa, ponencia a cargo del experto en pensiones Álvaro Meléndez, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro. Este explicó cómo ha evolucionado el modelo de pensiones del país, que pasó de un sistema de reparto hacia un sistema de capitalización individual en 1997.
El experto describió que en 2020, el sistema mexicano tuvo una amplia reforma, la cual aumenta el aporte de los trabajadores de un 6,5% del salario a un 15%. Además, se establece una pensión garantizada variable (según nivel salarial, edad y semanas cotizadas) y se disminuye el número de semanas para jubilar de 1.250 a 750, aumentando en casi el doble el número de trabajadores con derecho a pensión. Así, a través de esta reforma, México logró aumentar el acceso, la cobertura y mejorar las pensiones de sus ciudadanos.
El decano de la Facultad de Economía y Negocios, Alejandro Weber, destacó lo avanzando en el país con la reciente Pensión Garantizada Universal, “la que reemplazó al pilar solidario, duplicando el gasto que el Estado hace en pensiones para llegar anualmente a 2 puntos del PIB. Este beneficio permanente llegará en régimen a 2,3 millones de personas sobre los 65 años, estén o no pensionadas”, y aseguró que “tenemos que avanzar con altura de miras en la tan anhelada reforma al pilar contributivo, para que con cargo al empleador y en forma progresiva, aumentemos por lo menos en 6 puntos la cotización individual de los trabajadores; estos ahorros deben ser propiedad del trabajador y heredables. Debemos dar esta discusión con mirada de largo plazo y sentido de urgencia, pensando en que la ciudadanía quiere y necesita más y mejores pensiones”.