En entrevista con El Mercurio, el rector de la Universidad San Sebastián, Carlos Williamson, critica cómo se ha implementado el beneficio. Afirma que se ha mermado la calidad de las instituciones.
En los últimos meses, un tema obligado entre los expertos de Educación Superior son las consecuencias que ha generado la implementación de la gratuidad. Entre los rectores, la crítica que se repite son los déficits que ha dejado esta política, y existe preocupación de que estos aumenten el próximo año. Esto, porque, por ejemplo, si los alumnos se demoran más de lo estipulado en titularse, los planteles solo podrán cobrar el 50% del arancel y ellos deberán costear el resto. Además, se establece un límite en los aranceles que podrán cobrar a los estudiantes de los primeros nueve deciles de ingresos.
La Universidad San Sebastián (USS) es una de las instituciones más grandes del sistema -tiene cerca de 29.900 alumnos- y no adscribió al beneficio. Su rector, Carlos Williamson, analiza los efectos que ha traído para el sistema esta política.
-¿Cree que la gratuidad ha traído los efectos esperados?
“Aquí se está dando una profecía que se está autocumpliendo. Se advirtió cuáles podrían ser las consecuencias de un cambio de paradigma en el financiamiento (…). La reforma dice que Chile va a migrar, en algún minuto, hacia un sistema de gratuidad universal y no hay que perder de vista ese elemento”.
El también ingeniero comercial y exvicerrector de económico y de finanzas de la UC se pregunta “¿Qué problemas tiene la gratuidad universal?”. Y se responde: “Chile está en un estado de desarrollo que hace imposible pensar en un sistema de educación financiado completamente con recursos públicos: primero con la masificación en el acceso, y lo segundo tiene que ver con un factor de equidad social”.
-Alumnos abogan para que la Educación Superior sea un derecho…
“Como país caímos presos del fantasma de la ideología de la gratuidad, lo que alude a que uno puede definir como un derecho social que todos los habitantes de una sociedad tengan acceso a un bien, en este caso la educación superior. Pero es distinto que eso signifique que el Estado se obliga por fuerza a financiar a todos, incluidos a aquellos que pueden pagar su educación”.
La autoridad afirma que una consecuencia de la gratuidad tendría relación con una baja en la calidad.
– ¿En qué se podría ver que las universidades están perdiendo la calidad?
“Creo que el caso más emblemático es lo que sucedió con la U. Diego Portales, y me atrevería a decir que la U. Alberto Hurtado está con problemas. Y son planteles que han hecho grandes esfuerzos, que hoy tienen estándares de calidad bastante altos y que se adscribieron al modelo sobre la base de una promesa que no se está cumpliendo. Y el cierre de algunos programas en el caso de la UDP, con la reducción de personal académico de alto nivel, seguramente porque no tiene recursos, está mostrando que en el caso de las universidades privadas que no tienen aportes fiscales directos son las más perjudicadas (…). Creo que lo que está pasando en el caso de estos planteles se puede acentuar y se puede extender también a otras, donde con el paso del tiempo, y para qué decir si es que se avanza la gratuidad a los alumnos del séptimo decil, esto pueda agravarse“.
Ante ese escenario, Williamson alerta que, durante la transición hacia la gratuidad universal, “la clase media que no tiene acceso a la gratuidad se va a ver perjudicada, porque los planteles buscarán mecanismos y se aprovecharán de las holguras que deja la fijación de aranceles“, para obtener más recursos.
Hace una semana, la USS se acreditó con estándares europeos con la Agency for Quality Assurance, con lo que se convierte en el único plantel chileno en tener certificación de este tipo.
Entrevista publicada por El Mercurio, y realizada por la periodista Sandra Quevedo.