Carlos Maillet: El coleccionista de monedas

Una pequeña caja con monedas antiguas que heredó de su abuela motivó al arquitecto y director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio USS, Carlos Maillet, a cultivar la pasión de un numismático. “No soy un coleccionista tradicional, voy juntando de acuerdo con mis intereses históricos”, comenta. Dentro de sus tesoros destaca una serie de monedas acuñadas por Carlos V.

Las monedas son un patrimonio. Pero deben ser investigadas para poder estar disponibles para la interpretación histórica, señala el arquitecto y director de la Licenciatura en Arte y Conservación del Patrimonio de la U. San Sebastián, Carlos Maillet. A lo largo de su vida, el académico ha atesorado importantes piezas de colección que ha ido adquiriendo en sus viajes, en subastas y ferias de antigüedades.  “Mi idea es poder regalarlas a un museo público en el futuro, para que estén disponibles para una audiencia transversal y asequible a la investigación”.

 

 – ¿Cómo surgió su interés por coleccionar monedas?

“Desde la infancia he reunido monedas a partir de una pequeñísima colección que tenía mi abuela. Fue la época en que estaba cayendo el muro de Berlín, y todas las monedas europeas cambiaban al Euro. Esta noticia me hizo tomar conciencia de que aquellas monedas viejas podrían tener un valor histórico en el futuro, no monetario, nunca fue la intención, y sobre todo en el sentido de que se podían olvidarse, gravemente, en un cajón escondido.

De ahí formé una conciencia muy alta con respecto al valor de lo antiguo, no como una adoración de cenizas, sino cómo avivar un fuego, y tratarlo como un elemento de futuro e innovación, lo que es patrimonio futuro”.

 

– ¿Cómo accede a ellas?

“He ido juntando tanto en mis viajes, como en distintas actividades que voy recolectando. No soy un coleccionista tradicional, voy juntando de acuerdo con mis intereses históricos y eso va cambiando durante la vida. He adquirido varias, pero en subastas, o bien en ferias de antigüedades. El valor relevante es la memoria de cada moneda, y tal vez su procedencia, que en distintas ocasiones me recuerda a un espacio geográfico, un recuerdo particular, o simplemente un momento especial”.

 

– ¿Cuáles son las monedas más importantes de su colección?

“Las más importantes son la colección colonial y española acuñadas por Carlos V, siglo XVII. Porque forman un continuo histórico con el resto de las monedas de casi todas las décadas del siglo XIX que tengo y gran parte del siglo XX de las chilenas, como si se entendiera el paso de la colonia a la República por medio de las monedas. Es atractivo verlas, para mí, a la luz de hechos históricos o geográficos, tales como la Guerra del Pacífico, la inauguración del actual edificio de la Biblioteca Nacional, o bien, una moneda del inicio de la Guerra Mundial cuando Alemania invadió Francia.

La reflexión más significativa que uno puede hacer es que la historia es cíclica, que los hechos van también cerrándose en el olvido hacia el pasado para poder abrir nuevas consignas futuras que debemos construir con una impronta coherente, profunda y ética”.

 

– ¿Cómo se puede saber si una moneda es valiosa y cómo se puede valuar?

“Hay tasadores expertos en numismática. No es un área que me interesa desarrollar en la colección. El valor reside netamente en el hecho de juntarlas, reunirlas, confirmar un relato y, es mi idea, poder regalarlas a un museo público en el futuro, para que esté disponible para una audiencia transversal y asequible a la investigación. En general los anticuarios hacen valoraciones, o en subastas, pero mi misión, auto impuesta, como hobby que es, es observar la historia, tratar de algún modo reflexionar en ella, ver cómo mejorar y mirar el futuro con optimismo desde la conservación patrimonial”.

 

– ¿Cómo vincula este hobby con su labor académica?

“Principalmente desde la investigación. El mundo académico está relacionado con investigar y estudiar (entre otros muchos aspectos).  Las monedas, para que sean un patrimonio vivo, deben estar investigadas y poder algún día estar disponibles para la interpretación histórica o bien, el relato moderno. Mi labor principal es crear este acervo. Acervo son los bienes que vamos cotejando con el tiempo en torno a un valor que en si el objeto no posee, y posee solo en la medida que le damos valor. Esa reflexión es directamente análoga al patrimonio cultural, donde la conservación, la preservación, son elementos propios de una nación que requiere con urgencia elementos identitarios que tracen su devenir, sino seriamos unos seres inertes que solo buscan un objetivo productivo, y la sociedad requiere de alma, de patrimonio y de cultura para saber, como nación, a donde proyectarse”.

 

– ¿Por qué le interesa el patrimonio?

“Porque es un área humanista y artística muy completa, que no solo aborda el patrimonio construido desde mi profesión (Arquitectura) sino también desde otras dimensiones, tales como el patrimonio inmaterial que son los saberes tradicionales inmanentes a la cultura, también lo que son los libros y las bibliotecas y su tan necesario rol en el desarrollo juvenil e infancia; para qué decir la formación de archivos de toda índole. Por otra parte, los monumentos engloban a nivel mundial lo que es la salvaguardia de las ciudades, son los espacios que deben unirnos y encontrarnos como país, o aquellos elementos que son parte de la raíz histórica de una comunidad. Por otra parte, y para finalizar, los museos, que son los espacios donde todo ese acervo está disponible para la comunidad para que establezca diálogos dinámicos y siempre de cara al espacio público, la comunidad”.

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