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Enfoques, estrategias de aprendizaje y gestión del tiempo

¿Qué son los Enfoques de Aprendizaje?
El Enfoque de Aprendizaje puede ser definido como la forma en que los estudiantes abordan sus tareas de estudio de acuerdo con la percepción que tienen sobre ellas (Biggs, 1987, citado en Zamora, Gil y de Besa, 2020). Es muy importante la intención y el modo en el que cada persona aprende, según cómo percibe el contexto particular (Tesouro, Cañabate y Puigallí, 2014). En definitiva, los enfoques se traducen en ciertas preferencias que tenemos para aprender los contenidos académicos (Freiberg-Hoffman y Romero-Medina, 2019).

Según Entwistle (1988) existen tres enfoques de aprendizaje: el superficial, que caracteriza a aquellos estudiantes que buscan cumplir solo con los requisitos mínimos de la tarea, implicándose poco en el proceso; el profundo, que se aprecia en los estudiantes que se interesan en aprender lo que estudian, con un alto grado de compromiso; y el estratégico, que se manifiesta cuando el estudiante busca obtener el mayor rendimiento posible, mediante la planificación de las actividades, del esfuerzo y del tiempo (Valle et al., 1997). Cada enfoque tiene sus ventajas y desventajas al momento de insertarse a la universidad, pero es deseable que se avance desde los niveles más superficiales hacia los más estratégicos y profundos.

¿Qué son las Estrategias de Aprendizaje y Gestión del Tiempo?
Son unos de los principales factores asociados al desempeño y permanencia académica, que se expresan con mayor fuerza cuando los estudiantes se enfrentan al aumento de la complejidad de los contenidos, como es el paso del colegio a la universidad (Readi, 2011). Los estudiantes que presentan mayores niveles de autorregulación, consciencia y gestión de los propios recursos involucrados en su proceso de aprendizaje, tienden a mostrar mejores resultados académicos (Monereo, Castelló, Clariana, Palma y Pérez, 2009).

Para que esto ocurra, resulta relevante desplegar la enseñanza de estrategias en un marco disciplinar que permita visibilizarlas, haciéndolas objeto de práctica y monitoreo permanente. Así, se busca promover espacios de reflexión y regulación externa, lo que refuerza no solo el entrenamiento de estrategias de aprendizaje, sino su aplicación en los contenidos de las principales cátedras que tendrá el estudiante. De esta manera, nuestro programa se basa en una integración de estrategias de estudio para el aprendizaje en un contenido disciplinar, con el objetivo de que la aplicación sea situada y coherente al proceso que vive el estudiante.

Algunos ejemplos de estrategias que se ven son: motivación, autoeficacia, planificación del tiempo, ansiedad, funciones cognitivas de procesamiento de la información, entre otras.

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