El origen y trascendencia de los “Chicago Boys”

Investigador de la USS presentó el libro de su co autoría “El padre de los Chicago Boys – Arnold Harberger”, donde se analiza cómo las ideas de un grupo de economistas, determinó el modelo económico del país.


El modelo económico chileno está poderosamente influenciado por un grupo de jóvenes que se formaron al alero de la Universidad de Chicago
, a mediados de la década de los 50 y 60. Son los llamados “Chicago Boys”, quienes gracias a un convenio con ese plantel estadounidense, aprendieron en sus estudios de doctorado, las nociones de Milton Friedman y otros destacados economistas; ideas que terminaron por implementarse en Chile en pleno gobierno militar, estableciendo el modelo neoliberalista que impera hasta hoy.

Recientemente se estrenó un documental dirigido por la periodista Carola Fuentes y el realizador Rafael Valdeavellano, que recoge los testimonios de varios protagonistas de esa generación, como los economistas Sergio de Castro, Carlos Massad, Ernesto Fontaine, Rolf Lüders y Ricardo French-Davis, explicando cómo sus ideas fueron modelando la economía nacional. Pero también acaba de ver la luz la publicación “El padre de los Chicago Boys – Arnold Harberger”, de los académicos e historiadores Ángel Soto y Francisco Sánchez, compilación que recoge la génesis de este grupo en Chile, el rol de Harberger, y el legado en la historia del país.

El padre de los Chicago Boys

Ángel Soto, investigador y director del Instituto de Historia de la Universidad San Sebastián y también académico de la U. de Los Andes, explica que “si bien muchos creen que Milton Friedman es el padre de esta generación, hay que remontarse en el tiempo para comprender la figura de Harberger. En los años 60, estos estudiantes de economía crean un grupo muy afiatado, que tenían que estudiar mucho. Este profesor Harberger, se los llevaba a su casa, se distraían, donde fueron fortaleciendo este ambiente afiatado. Entonces, de alguna manera el “adopta” a todos estos chilenos. Por eso tampoco es extraño que haya terminado casado con una chilena”.

Soto explica que este grupo se gesta “hacia 1955, cuando se firma un convenio entre la UC y la Universidad de Chicago, según el cual, alumnos de la Universidad Católica viajan a EE.UU. a realizar estudios de postgrado. Fue justamente Harberger quien aterriza en Santiago para analizar con qué universidad de Chile se va a firmar un protocolo de colaboración académica para cambiar la enseñanza de la economía. En ese entonces, la Facultad de Economía de la UC no tenía el prestigio que hoy en día goza, no así la Universidad de Chile, pero esta última no firmó el convenio porque no estuvo de acuerdo con algunas de las condiciones”.

“Cuando estos jóvenes regresan a Chile, hacia principios de los 60, lo hacen como profesores a la UC, promoviendo cambios en la malla curricular, el plan de estudios y la enseñanza de la economía. Pero varios de ellos, no solamente regresan a la UC, sino que comienzan a incubar y difundir sus ideas en el diario. Es la época en la que dominan las ideas de CEPAL, del pensamiento Keinessiano, en economía se estudiaba a Samuelson. Nadie estudiaba a Milton Friedman”, añade el historiador.

La “escuela”

Cómo llegan las ideas de los Chicago Boys a tener tanta importancia, es producto de dos factores, según explica el director del Instituto de Historia de la USS: “primero, lo que define a la escuela de Chicago, es que básicamente plantea que la economía es una ciencia y todo tiene que estar en base a un método científico. Y lo segundo –que es lo más interesante– es cómo explica la causa de la inflación. Hasta ese momento, se piensa que la causa es un tema estructural, y lo que ellos plantean es que la causa de la inflación radica en un fenómeno monetario. Es la emisión monetaria la que va a causar la inflación y ese pensamiento que hoy día es mucho más aceptado, en ese momento está en pugna, es la tensión entre los monetaristas y los estructuralistas”.

El profesor Soto, señala además, que “agregaría en el caso del profesor Harberger, dos cosas más: uno, la evaluación de proyectos, que debe ser uno de los aportes que más se le reconoce, que es la capacidad de evaluar muy bien la inversión pública antes de aplicarla; y lo otro, es la focalización del gasto público, es decir, la transferencia directa hacia quienes tienen menos ingresos de manera de poder satisfacer necesidades básicas. Dicho de otra forma, el famoso “Voucher””.

El libro fue publicado por el Centro de Estudios Bicentenario y se encuentra a la venta en diversas librerías del país.

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