La esperanza está en los jóvenes

Las universidades deben, más que nunca, abocarse a formar a profesionales competentes, ciudadanos correctos y sobre todo buenas personas.

La esperanza está en los jóvenes

La crisis que experimentan varias instituciones fundamentales del país afecta, sin duda, a la sociedad. Cada día los chilenos somos testigos de nuevas situaciones de corrupción que merman los niveles de confianza, nos agobian y llenan de pesimismo respecto del futuro del país. Ciertamente hace algunas décadas no hubiéramos imaginado que la probidad y la transparencia serían bienes escasos mientras que los casos de fraudes, malversación de recursos públicos, tráfico de influencias y tantos otros males se transformarían en una realidad demasiado cotidiana. Aquello genera un daño profundo en el alma nacional.

Quienes tenemos esperanzas en nuestra institucionalidad no podemos quedarnos indiferentes frente a tal descalabro. Debemos sentirnos llamados a actuar. Cada uno, desde su propio espacio y en la medida de sus posibilidades, debe aportar para revertir la situación y colaborar para que este país vuelva a ser ejemplo de integridad y rectitud en el continente.

No nos podemos conformar con otorgar una formación meramente disciplinar, sino que debemos aportar en la formación ética de nuestros estudiantes.

fernando_quirogaConsidero que desde las universidades se pueden hacer contribuciones. En este estado de cosas, no nos podemos conformar con otorgar una formación meramente disciplinar, sino que debemos aportar en la formación ética de nuestros estudiantes, aspecto que no puede estar ausente si pretendemos lograr profesionales honestos e íntegros.

Las salas de clases deben ser el espacio para abordar los grandes dilemas éticos, aprender sobre los principios que deben guiar el comportamiento de los ciudadanos y afianzar los valores propios de cada institución. Las universidades deben, más que nunca, abocarse a formar a profesionales competentes, ciudadanos correctos y sobre todo buenas personas.

Al margen de los contenidos y del ejemplo que debe otorgar cada académico y directivo en el día a día, las universidades tienen que ofrecer la oportunidad para que los jóvenes se involucren en lo público. Abandonar el individualismo para comprometerse en acciones que favorezcan a otros es un primer paso para lograr cambios. No podemos dejar que los espacios públicos los ocupen aquellos que buscan el enriquecimiento fácil, que no tienen principios y que han transformado la evasión a la ley en una constante en sus vidas.

Las universidades tienen que ofrecer la oportunidad para que los jóvenes se involucren en lo público.

Los jóvenes son nuestra esperanza. En el caso de las universidades, es de esperar que participen en sus centros de estudiantes, federaciones, organizaciones deportivas, culturales y sociales. A través de estas instancias pueden aprender a involucrarse con los problemas colectivos y sensibilizarse frente a las necesidades de aquellos más vulnerables.

De igual modo, el trabajo voluntario es un camino para demostrar que los jóvenes, a pesar de las crisis, son capaces de implicarse en los problemas de la sociedad. Con una actitud desinteresada y altruista, ocupan parte de su tiempo en aportar en el bienestar de otros, ejemplo para tantos que aprovechan sus cargos para beneficio personal.

En la USS, al menos el 10% de los estudiantes de la sede Concepción, es decir, casi 1.500, hizo alguna labor voluntaria durante el 2018. Ahora, implementamos una plataforma (Mi Tiempo Ayuda) que servirá de nexo entre instituciones que requieran voluntarios y los estudiantes USS. Tenemos la certeza de que nuestros jóvenes responderán al llamado porque ellos, al igual que gran parte de la juventud chilena, están comprometidos con su país y quieren construir una sociedad más justa y ética.

Fernando Quiroga Dubournais
Vicerrector Sede Concepción
Universidad San Sebastián

Vea la columna en diario El Sur

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