Entusiasmo en la Bolsa no resuelve nuestros actuales problemas
Se deben mirar los resultados de la Bolsa con mucho cuidado. En general, representan reacciones ante ciertas noticias y sabemos que una misma noticia se puede interpretar de diversas formas.
Para entender cómo funcionan las Bolsas hay que saber que las empresas pueden buscar financiamiento a través de ofertas públicas de acciones o se puede especular con que una acción suba o baje de precio. El proceso es el siguiente: hay personas en busca de oportunidades que intentan realizar una transacción a un precio conveniente. Para simplificar, supongamos que alguien quiere vender una acción, pues desea recuperar el efectivo que invirtió. A esta persona le gustaría vender lo más caro posible, pero a su vez, es realista con el precio que le van a ofrecer, pues si quiere lograr realizar esta transacción, necesita que un comprador lo vea como una oportunidad. Si por alguna razón externa muchas personas comienzan a querer vender sus acciones (exceso de oferta), no habrá suficientes compradores en el mercado, por lo que, pasado un tiempo, el precio tenderá a bajar para atraer a más interesados. Así, el exceso de oferta lleva al precio de una acción a la baja. Lo mismo ocurre en el caso contrario: si hay mucha gente interesada en comprar (exceso de demanda), el precio tiende al alza.
Las razones por las cuales a una persona le interesa comprar una acción es porque le entrega poder de decisión en la empresa que la emitió. Otra razón es que espera que suba de precio y, por ende, que esta compra le entregue rentabilidad. Esto es lo que llamamos especulación. Si muchas personas creen que una acción subirá en el futuro, es natural que hoy intenten comprarla, pues si logran anticiparse, la rentabilidad en el futuro será mayor.
En general, comprar y vender acciones de manera especulativa requiere reaccionar a muchos factores, tanto nacionales como extranjeros. La noticia de que la vacuna de Pzifer logró buenos resultados resuelve muchos dilemas sobre el futuro. Esto automáticamente se transforma en información para los inversionistas en el presente. A pesar de que la información es muy técnica y, por lo mismo, no debiera generar conclusiones apresuradas, muchos inversionistas prefieren tomar el riesgo antes de entender todo, pues, mientras antes se compre, mayor rentabilidad se tendrá. Las reacciones de los precios en la bolsa tienen una lógica racional: “Se viene un proceso de expansión económica”. Por esto el petróleo comienza a subir su valor, pues se prevé mayor actividad productiva. Así, las Bolsas en general reaccionan al alza: el resultado no solo es bueno, sino inesperadamente bueno. Si esta noticia fuera conocida con anterioridad o estuviera dentro de lo esperado, las reacciones no serían tan relevantes ni transversales.
Otra señal hoy es la baja de las acciones de Zoom y otras compañías tecnológicas. La conclusión lógica es que los resultados de estas firmas están condicionadas al contexto específico que nos ha entregado la pandemia. Repito que “la conclusión lógica” no es necesariamente cierta, sino que es el razonamiento probable detrás de estos excesos de oferta o demanda.
Se deben mirar los resultados de la Bolsa con mucho cuidado. En general, representan reacciones ante ciertas noticias y sabemos que una misma noticia se puede interpretar de diversas formas. A veces se confunden los resultados en la Bolsa con el estado de una economía. En general, la Bolsa tiende a reflejar lo que se espera del futuro y no conversa directamente con la realidad actual. Si bien una vacuna pronta a demostrar que es efectiva y segura es una buena noticia, no es una solución en el presente. La producción en masa y la distribución tomarán meses, sin contar con las posibilidades de que el virus mute, lo que implicaría necesitar nuevos estudios y posiblemente nuevas vacunas. Muchas cosas pueden pasar hasta que cada chileno haya sido vacunado. Aún estamos en medio de una recesión económica, en la cual muchos chilenos han quedado sin trabajo. Muchos de nuestros compatriotas han perdido la vida y han dejado familias en una situación muy difícil.
Estos son nuestros problemas actuales y, aunque aumenten los precios de las acciones, éstos no se solucionan. No obstante, es una buena noticia, que puede entregar alivio a los que sufren la ansiedad de no saber hasta cuándo se mantendrá esta situación y este alivio puede ayudar a enfrentar los desafíos de hoy con otra perspectiva. Pero los desafíos no han desaparecido y es nuestra responsabilidad mantenerlos como prioridad.
Gonzalo Chávez Cerda
Académico de Ingeniería Comercial
Universidad San Sebastián