Esteban Carrasco y su afición por las carreras en moto y autos clásicos

Esteban Carrasco, director de la Escuela de Ingeniería Comercial en la Facultad de Economía y Negocios es aficionado a correr sobre ruedas desde hace más de 30 años. Aunque ya no compite, la pasión por las tuercas es algo que mantiene hasta hoy.

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El ingeniero comercial y  ex subsecretario de Economía  (2020) es uno de los principales voceros de la Universidad porque presenta cada tres meses los resultados del Informe de Deuda Morosa que realiza nuestra institución junto a Equifax. Pero paralelo a su rol académico, Esteban declara una pasión que ha mantenido desde que era un niño: el mundo tuerca.

Es aficionado a correr en auto y moto desde hace más de 30 años, razón por la que incluso se formó como Mecánico Automotriz, posterior a convertirse en Ingeniero Comercial. Su afinidad con los motores se manifestó desde la infancia y hoy lo reconoce como un espacio personal que constituye según dice “su verdadero lugar en el mundo”.

– ¿Cómo surgió esta pasión por los autos?

Mi papá me enseñó a manejar desde muy chico, me dejaba dar vueltas por las calles cercanas a la casa, había muy poco tráfico, eran otros tiempos. Una vez una vecina llegó a decirle que la camioneta se estaba moviendo sola, pero iba manejando yo, solo que no me veía. Debo haber tenido cerca de 8 o 9 años.

A los 12 me pararon los Carabineros y me escoltaron para llegar a mi casa; a los 15 ya trabajaba en auto y a los 17 conducía un camión, ayudando a mi papá. Pero reitero eran otros tiempos, hoy sería inviable. Entremedio aprendí a arreglar el vehículo de la casa, las partes del camión y los electrodomésticos.

– ¿Por qué no te dedicaste al tema automotriz?

Cuando salí del colegio tuve que tomar una decisión, a mí me gustaba mucho la mecánica pero mi puntaje también alcanzaba para estudiar otras carreras. Fue así como opté por Ingeniería Comercial en la U. Católica, profesión que ejerzo actualmente.

Sin embargo, paralelamente continué con mi afición. Esporádicamente corría en moto y también desarrollé un emprendimiento donde arreglaba los autos de mis profesores y compañeros, se los recogía en su casa o en la universidad, los arreglaba y luego se los devolvía en perfectas condiciones. Todo esto como autodidacta.

Cuando terminé mi carrera en la universidad decidí ingresar a Mecánica Automotriz en Inacap, llegando a ser -posteriormente- director de la misma carrera en el Duoc durante 3 años. Fue una forma de combinar ambas áreas. Después de eso, trabajé en una asociación gremial de importadores de vehículos y en una empresa de maquinaria pesada.

– ¿Cómo fue tu experiencia compitiendo?

A principios de los 90 corrí en moto de manera bien amateur. De vez en cuando nos conseguíamos algún autódromo e íbamos un grupo de aficionados a hacer carreras entre nosotros. Ahí me pegué un par de porrazos con los que aprendí bastante. Posteriormente corrí autos clásicos (2007-2008) y (2015-2016), en un campeonato donde era requisito mantener las características estéticas del vehículo y si bien se podían modificar como autos de carrera, había que hacerlo conforme a la tecnología que estaba disponible en la fecha de fabricación. Me entretuve muchísimo en ese tiempo.

Mi sueño de niño era correr en Fórmula 1, pero me di cuenta que al correr en karting o en estos autos clásicos, igual uno se siente compitiendo como si fuera a 300 k/h.

– ¿Cómo vives la pasión por los autos en este momento de tu vida?

Desarrollar una afición es parte del proceso de encontrar la identidad propia y yo creo que el valor que tiene eso -primero es conocerse uno mismo- y ser capaz de decir, me gusta algo, lo disfruto, aunque sea difícil o no sea rentable, o no tenga tiempo suficiente, lo voy a perseguir igual. Es cumplir con uno mismo, como persona, ser fiel y honesto con uno.

Esto me permite tener un espacio de intimidad muy profundo, es casi como meditación. Cuando corro o arreglo un auto es algo tan propio de mí, que no existe nada más, cada minuto que le dedico es mi espacio personal.

Todas las personas debiéramos tratar de conocernos e identificar lo que nos gusta, para qué somos buenos y tratar de cumplir ese sueño. Es como encontrar tu lugar en el mundo.

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