Cerca de 230 estudiantes de la USS, en sus distintas sedes a lo largo del país, decidieron iniciar sus vacaciones de verano 2025 con un propósito: poner su vocación de servicio a disposición de distintas comunidades a través de la realización de trabajos voluntarios.
“Si bien cumplimos con un compromiso social, los voluntariados instan a los jóvenes a desarrollar habilidades, fortalecer valores y construir redes humanas que trascienden las aulas, además de fomentar competencias clave como el trabajo en equipo, la empatía y la resolución de problemas en escenarios reales que les permiten ampliar la mirada y conectar también con el Chile real”, señala el director general de Desarrollo Estudiantil de la USS, José Pablo Núñez.
En ese sentido, Paula Faunes, estudiante de Odontología y voluntaria del campus Bellavista en la comuna de Mostazal, señala «me siento afortunada de poder ofrecer servicios odontológicos gratuitos a aquellos que pueden tener dificultades para acceder a ellos. Esto no sólo me permite aplicar mis conocimientos y habilidades, sino también contribuir a mejorar la salud y el bienestar de la comunidad”, añade.
Carolayn Díaz, estudiante de Terapia Ocupacional, es parte del grupo de voluntarios del campus Los Leones que se trasladó hasta Coltauco para hacer mejoras en una escuela rural y participar en actividades de esparcimiento con la comunidad. En su opinión, “uno viene acá a entregar cosas, a realizar mejoras en infraestructura, pero el ver cómo la gente te agradece y ver la sonrisa de las personas, en este caso de los niños, es mucho más llenador y gratificante”.
Más al sur, Fernanda Gajardo, estudiante de Enfermería de la sede Concepción, rescata el valor del voluntariado como un punto de inflexión en la vida universitaria. “Yo creo que esto marca un antes y un después en quien soy”, confiesa Fernanda, quien, junto a sus compañeros de distintas carreras, se ha repartido por las escuelas rurales Las Dunas y José Mariano Campos, respectivamente, para realizar trabajos de reparación, pintura, construcción y mejoras de áreas verdes e invernaderos en ambos establecimientos.
En tanto, los estudiantes de la sede Valdivia llegaron hasta Nontuelá para construir un gran juego de madera en la escuela rural del lugar, hermosear espacios comunes, realizar un ropero solidario y cortar leña para provisionar a adultos mayores del sector.
“Para mí ha sido significativo entregar este apoyo… aprender a trabajar en comunidad, a hacer trabajo en equipo, conocer a personas de otras carreras que tienen una vocación igual al servicio de las personas”, plantea Patricio Soto, estudiante de Química y Farmacia.
En esta nueva versión de los voluntariados de verano, un grupo de estudiantes de Odontología, Derecho y Obstetricia, de la sede De la Patagonia en Puerto Montt, viaja a bordo del Centinela I, el velero escuela de la USS, para recorrer las costas de Chiloé a fin de realizar operativos entre las comunidades de la isla, más alejadas del continente.
Otros, de distintas carreras, se quedaron en tierra para colaborar en reparaciones a la Escuela Rural Curaco de Vilupulli, en Chonchi. Una de ellas fue Natalia Cárdenas, estudiante de Terapia Ocupacional quien, a pesar de tener discapacidad visual, vive su primer voluntariado. “Es importante no estar con la predisposición de que no voy a poder hacer mucho. Creo que de pronto uno solo se pone límites. Me siento muy acompañada por el entorno, por los compañeros… el mismo entorno invita a hacerse parte”, concluye.