Iniciativa lleva más de un año en tramitación en la Cámara de Diputados. Expertos plantean que se deben tomar medidas adicionales, si se quiere avanzar en esta materia.
Ha pasado una década desde que Chile suscribió el convenio impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para disminuir el tabaquismo en el mundo y ya se pueden ver algunos resultados positivos: bajó la prevalencia de los jóvenes que fuman.
Expertos plantean que se deben tomar medidas adicionales, si se quiere avanzar en esta materia. El decano de la Facultad de Medicina de la Universidad San Sebastián y ex subsecretario de Redes Asistenciales, Dr. Luis Castillo, indica que “es necesario dar pasos más profundos para desligar este hábito entre los jóvenes y en los colegios”.
Actualmente existe un proyecto de ley en el Congreso que prohíbe fumar en parques y plazas y además introduce el empaquetado genérico, sin embargo, pese a que lleva más de un año de tramitación, aún no aún logra ser despachado.
Al respecto, la diputada independiente, Karla Rubilar sostiene que “se han efectuado las audiencias y luego de escuchar a quienes respaldan la propuesta, se abrió un espacio para que también pueda opinar la industria tabacalera, los agricultores y productores”. No obstante, añade que el Ejecutivo no le ha puesto urgencia al proyecto ni tampoco ha introducido indicaciones.
La parlamentaria apunta que la discusión más intensa se ha dado respecto a la cajetilla genérica y la prohibición de los aditivos, donde reconoce que falta un poco más de información y de experiencia internacional sobre los efectos de implementar el empaque genérico para reducir el consumo de cigarrillos.
Por su parte, Sonia Covarrubias, coordinadora de la Fundación Chile Libre de Tabaco asegura que el país ha avanzado sustantivamente en materia de conciencia y en un cambio cultural frente a la necesidad de mantener espacios libres del humo del cigarrillo. Sin embargo, sostiene que hay algunos “cuellos de botella”. Respecto del proyecto de ley, uno de los problemas que advierte para sacar adelante la iniciativa, “es la interferencia de la industria tabacalera para frenar las mayores regulaciones”, como la cajetilla genérica.
Al respecto, Covarrubias señala que “en países como Australia ha sido efectiva esta medida para impedir el uso del empaque como un vehículo de publicidad de las tabacaleras. Al eliminar los atributos asociados a la marca y reducir su identificación tiene un impacto significativo en la disminución del consumo. Que la cajetilla sea igual para todos, con colores idénticos y con una mayor superficie de advertencia sobre los daños para la salud que provoca el cigarrillo, redundó en un mayor rechazo de los niños y jóvenes australianos a este producto”, comenta.
Respecto de las otras medidas que contempla el proyecto de ley, como la prohibición del uso de aditivos, el decano de Medicina de la USS, Luis Castillo, enfatiza que el problema “es que son sumamente adictivos, pero existen visiones contrapuestas en la discusión sobre su eliminación. Lo mismo ha sucedido con la publicidad y los elementos permitidos en las cajetillas y en los puntos de venta”.
En lo personal, el académico es partidario de “prohibir totalmente la venta de tabaco cerca de recintos educacionales y sólo que se comercialicen en puntos muy específicos y alejados de sectores donde hay jóvenes. Como ocurre en otros países, donde comprar cigarrillos no es una tarea fácil”.
Un aspecto que no se ha considerado y donde los expertos señalan que el país está en deuda, es el ofrecer una alternativa a los fumadores. Sobre este tema Covarrubias explica que “hoy las personas adictas al tabaco sólo pueden optar en forma gratuita a una consejería y no a medicamentos, psicoterapia individual y grupal, además de un plan de monitoreo del tratamiento como sucede en otros países a través del sistema público”.
En las clínicas se ha avanzado, pero a un costo que sigue siendo elevado. “Se debería implementar en el sistema público como prestación con un código de Fonasa”, añade. Para financiarlo, la activista señala que es necesario asignar o redestinar una parte de lo recaudado por este tributo específico al tabaco, para campañas y tratamientos contra esta adicción.
En la misma línea, la diputada Rubilar indica que el tema de los programas para dejar de fumar fue analizado en una sesión que tuvieron el año pasado con expertos de la Universidad de Harvard, pero que no ha habido un avance significativo o un pronunciamiento de las autoridades sanitarias.
El decano de Medicina de la USS, Luis Castillo reconoce la existencia de este déficit, pero indica que eso se va a ir generando lentamente, porque para implementar programas antitabaco en el sistema público, todavía hay una restricción importante de recursos humanos, que permitan cumplir con esta tarea.
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