La Universidad San Sebastián realizó el seminario Apoyo al monitoreo nacional de síntomas y prácticas ante la pandemia Covid-19 en Chile, en el cual se analizaron los resultados del proyecto MOVID-IMPACT-C, sobre la discontinuidad de las atenciones de salud durante la pandemia y los problemas de salud mental que se evidenciaron.
MOVID-19 es un es un proyecto dirigido por la Universidad de Chile y el Colegio Médico, donde la Universidad San Sebastián, la Universidad Central y la Escuela de Psicología de la Universidad Diego Portales participan como instituciones asociadas.
Concretamente, entre los resultados más importantes del estudio, se señaló que un 35,16% de las personas mayores de 18 años pospuso una atención de salud en el 2020. Incluso, en el caso de enfermos crónicos, el 40,2% discontinuó tratamientos.
Al evaluar las variables que influyeron en que las personas hayan decidido no continuar con sus atenciones, se encontraron tres principales: padecer una enfermedad crónica; percibir que la propia salud había empeorado; y tener un diagnóstico previo de problemas de salud mental. Asimismo, se observó que un 24,9% de las personas mayores de 18 años, a fines del 2020 presentaron síntomas de moderados a severos de trastornos de ansiedad. Sumado a lo anterior, un 22,4% mostró depresión y un 22,9%, malestar psicológico.
María José Monsalves, investigadora de la Universidad San Sebastián, quien formó parte del equipo central MOVID-IMPACT-C, explicó que “presentamos los resultados de la primera ronda de encuestas, realizada telefónicamente en 2020. Logramos representar más de 13 millones de personas que viven en Chile de la zona urbana. De acuerdo con los resultados, fueron alrededor de cuatro millones y medio de personas que discontinuaron su atención”, explicó.
Alejandra Fuentes, académica de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, expuso sobre los principales problemas que enfrentó el ámbito de la salud durante la pandemia. “El primer año de la pandemia tuvo características distintas al resto. Se puso mucho énfasis en la labor de los hospitales y la atención primaria de salud quedó postergada. Uno de los grandes problemas que tuvimos fue la estrategia de testeo, trazabilidad y aislamiento. Entonces hay que mirar a cómo se responde a próximas pandemias a partir de esto”, detalló.
Por su parte, el Dr. Jaime Sepúlveda, vicedecano de la Facultad de Medicina y Ciencia de la USS y médico especialista en Salud Pública, apuntó que “un aprendizaje que dejó la pandemia fue la oportunidad de repensar cómo estamos organizados en cuanto a la salud en nuestro país. Lo que ocurrió con la crisis de la pandemia va a seguir pasando. Hicimos cosas que antes parecían impensables y se pudo. Otro punto muy relevante, es posicionar la atención primaria con la importancia que tiene, y la universalidad de esta es esencial”.
En este sentido, Carlos Barría, director de Investigación y Postgrado de la Facultad de Psicología y Humanidades USS, analizó el rol de la investigación en salud mental a raíz de la pandemia. “La emergencia posicionó varios temas de investigación. Si bien hubo un aumento de plataformas, tecnologías y espacios digitales en torno a la salud mental, faltan políticas públicas que regulen esta situación. Por otro lado, se acentúa el problema de las brechas digitales que existen en el país, y uno de los desafíos es producir investigación en torno a aquello”, señaló.
La Universidad San Sebastián trabajó en el Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas Covid-19 en Chile (MOVID-19), a través del Proyecto Colaborativo de Vinculación con el Medio Apoyo al Monitoreo Nacional de Síntomas y Prácticas ante la pandemia COVID-19 en Chile, en el cual participaron estudiantes de Medicina, Obstetricia y Química y Farmacia, quienes fueron los encargados de monitorear datos y realizar diferentes análisis respecto al desarrollo del Covid-19 en la población.
El objetivo fue mejorar las políticas de prevención y sensibilizar a la ciudadanía sobre su rol activo en el combate contra la enfermedad. Además, el proyecto permitió estudiar las prácticas que se establecieron en la pandemia, identificando grupos sociales con diferentes condiciones y/o comportamientos y el impacto diferenciado que esta realidad podría tener en cada uno de ellos.
Josefina Aubert, académica VcM de la Facultad de Medicina y Ciencia y líder de la iniciativa, explicó que “este proyecto ha sido una oportunidad para vincular a los estudiantes, la investigación y el desarrollo de insumos que apoyen a la toma de decisiones en políticas públicas. También nos ha permitido generar publicaciones científicas y participaciones en congresos nacionales e internacionales. Y lo más más importante, trabajar con académicos de otras casas de estudio”.
Ximena Moreno, investigadora de la Facultad de Psicología y Humanidades USS, concluyó que “uno de los grandes aprendizajes y desafíos que nos deja la pandemia es el diseño de estrategias que permitan abordar este tipo de contingencias de manera más efectiva. Esto implica un trabajo sinérgico entre tomadores de decisión, hacedores de políticas e investigadores, así como la inyección de recursos económicos, materiales y de infraestructura, por una parte, y de formación y capacitación para afrontar estos nuevos desafíos”.