Columna de opinión: “Javier”

Rector Hugo Lavados

 

 

Hugo Lavados Montes,
Rector Universidad San Sebastián

 

 

Este espacio debería haber sido ocupado, como ocurría miércoles por medio hace tres años, por las reflexiones sobre educación de nuestro vicerrector Javier Vera.

Muchos eran los temas que lo inquietaban. La reforma educacional, la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos, la calidad de los programas que imparten las instituciones de educación superior, el compromiso de los jóvenes con el futuro de su país y la educación como medio de movilidad social.

La labor con los jóvenes fue siempre su prioridad, algo que asumía con cariño y carisma. En su filosofía de vida existía un eje muy relevante en torno a apoyar, promover e inspirar a los jóvenes a creer en que podían cambiar el mundo para mejor. Ellos, tras su fallecimiento, expresaron afectuosos testimonios de su vida junto a él y le demostraron cariño a través de innumerables mensajes en las redes sociales.

Tuvo siempre una “política de puertas abiertas”, lo que implicaba conversaciones reflexivas, que lograban un impacto positivo en quienes le requerían, desde las máximas autoridades de la universidad hasta los alumnos recién matriculados.

Fue un líder no sólo en las instituciones donde se desempeñó, sino también para Concepción, donde escogió vivir sus últimos 15 años. Participó en múltiples organizaciones y adoptó esta tierra como la propia, involucrándose con su desarrollo.

Era un hombre que tenía una ponderación muy elevada de las relaciones, en crearlas y fortalecerlas con intercambios significativos, pero siempre sobre la base de la verdad, sin evadir un “no”. Pese a que no eludía los conflictos, las relaciones eran su fortaleza. Con sus superiores, pares, subalternos, estudiantes, autoridades de Gobierno, municipales, gremiales, políticas, sindicales, con todos.

El mérito de aquello es que cultivó un excelente clima interno en la organización en paralelo con una gestión exigente y un desempeño impecable en una sede con más de 10 mil alumnos, 600 académicos y administrativos de planta y un millar de docentes.

Javier dejó a la USS Concepción en un punto muy alto. Y ello no sólo por el posicionamiento y cantidad de alumnos que hoy la prefieren, sino también al enfatizar la calidad, apoyo estudiantil y excelencia en el desempeño personal. En cuatro años, su gestión y liderazgo ayudaron a fortalecer el estándar de los equipos que interactúan en el complejo tejido de una universidad.

Falleció tempranamente dejando un recuerdo imborrable en las personas que lo conocieron y supieron de su afabilidad, de su profundo compromiso con su trabajo, de sus sólidos principios y su cariño por los jóvenes. Javier marcó la vida de muchas instituciones y personas. A nosotros nos quedará por siempre su ejemplo de hombre noble, recto y comprometido con su país.

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