Estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad San Sebastián, mediante el proyecto “Como el vino: mientras más edad, más me animo”, buscaron mejorar la calidad de vida de vecinos de esa comuna.
Con pleno éxito se ejecutó el proyecto que contó con apoyo del Fondo de Desarrollo Institucional (FDI), “Como el vino, mientras más edad tengo más me animo”, desarrollado por las estudiantes de Pedagogía en Educación Física de la Universidad San Sebastián (USS), Keiby San Cristóbal y Nicole Soto, el cual buscó mejorar la calidad de vida en personas de la tercera edad de la comuna de Puente Alto, Región Metropolitana.
Con el apoyo de Asuntos Estudiantiles USS, la intervención tuvo también la colaboración de las carreras de Enfermería y Terapia Ocupacional, y su finalización tuvo lugar en el Centro de Alta Montaña USS, jornada que comenzó desde temprano con desayuno para las participantes, bailes entretenidos, almuerzo y la premiación.
Sobre el proyecto, la estudiante Nicole Soto, aseguró que la idea de hacer esta iniciativa nació “a partir de una conversación que tuvimos en el Metro con mi compañera Keiby. Queríamos ver cómo generar un impacto social en algún grupo de la población y empezamos a buscar algo en común que nos gustara y ahí llegamos a los adultos mayores. Comenzamos a formar la idea para llegar a los fondos concursables de la Universidad a través de Vinculación con el Medio, donde lo mejoramos y pudimos concretarlo”.
Destacó que la idea siempre fue “hacer trabajos funcionales para ayudarlos en la vida diaria que llevan, como el simple movimiento de levantar las piernas o flectar las caderas. En cosas tan básicas y sencillas como esas quisimos ayudarles a fortalecer su cuerpo y musculatura”.
En tanto, Keiby San Cristóbal, puntualizó que “al principio todo partió como un sueño, pero después al ejecutar y vivir la experiencia uno se da cuenta que ese sueño por trabajar con el adulto mayor va creciendo la vocación. Te recibían con cariño y eso alimentaba las ganas de trabajar con ellos. Hoy puedo decir que estoy contenta y satisfecha con cómo se realizó el taller porque los adultos mayores están contentos. Nuestro objetivo no sólo era darle una mejor calidad de vida a nivel físico y ser autovalentes, sino también ayudarlos a nivel emocional, algo fundamental para ellos”.
La estudiante manifestó que a partir de la experiencia vivida “se me vienen hartas ideas de proyectos a futuro y poder continuar con esto; me gustaría especializarme en actividad física en el adulto mayor. Me voy feliz de poder ayudar. Creo que tengo una misión y esa es poder ayudarlos a llevar una vida mejor”.
María Ester Leyton fue parte de los talleres realizados por las alumnas de la Carrera de Educación Física, y señaló que “fue una experiencia maravillosa. Tuvieron la paciencia de estar con nosotros enseñándonos. Yo era una persona que nunca había hecho ejercicio, sólo cuando fui lola. Ahora me dedico en casa a bailar y a hacer ejercicios. Cambié mi rutina y bailo todos los días. Estoy más joven, como el vino. Además, me ha gustado mucho porque nos han explicado todo con mucha paciencia. Fue todo muy grato”.
Rebeca Molina, otra de las beneficiarias del proyecto, aseguró que “todo lo que hicieron las chicas en este proyecto me gustó. Pertenezco a un grupo que nos juntamos hace 14 años. Lo que más me gustó es que siendo jóvenes, se hayan preocupado de realizar este proyecto para atendernos, ya que somos adultos mayores. Además lo han hecho muy bien y las aprendí a querer mucho”.
Rodolfo Alvear, el único hombre que fue parte de los talleres que contempló la intervención, también valoró el tiempo entregado por las alumnas a enseñarles a hacer más ejercicios en su vida diaria. “Haber participado me subió más el ánimo, me siento mejor. Antes no podía levantar los hombros y ahora no tengo problemas con ello. Me he sentido muy bien. Lo único malo es que es poco tiempo. Ojalá pudieran seguir las niñas con este taller”.
ES EL FRUTO DE HACER LAS COSAS BIEN.