Dos investigadores del Instituto de Historia de la USS, el Dr. Sebastián Hurtado y la Dra. Cecilia Morán, resultaron seleccionados para recibir el Fondecyt Regular y el Fondecyt de Iniciación de 2025, respectivamente.
«Esta es una reafirmación del trabajo bien hecho en investigación que hemos venido realizando durante los últimos años”, señaló Santiago Aránguiz Pinto, director del Instituto de Historia de la USS.
En esa misma línea, Patricio Herrera, director del Doctorado en Historia de la USS, destaca que “se sumarán nuevas y robustas líneas de investigación para el instituto, junto con ser un gran aporte historiográfico ya que se trata de temas poco explorados”.
La USS se adjudicó 23 Fondecyt Regular —orientados a investigadores con larga trayectoria—, posicionándose en el 8° lugar a nivel nacional y 2° entre las universidades privadas. En paralelo, la institución también cerró el 2024 adjudicándose 19 proyectos Fondecyt de Iniciación 2025 —para nuevos investigadores—, ubicándose en el cuarto lugar nacional.
Sebastián Hurtado, doctor en Historia de Ohio University (Estados Unidos), titula su proyecto de investigación “Estados Unidos y Sudamérica en los gobiernos republicanos de los 1920s-30s”. El académico buscará explorar las políticas dirigidas exclusivamente a América del Sur durante las administraciones republicanas.
Según Hurtado, “a pesar de que el aparato de política exterior y la cultura política de Estados Unidos históricamente han entendido a América Latina como una unidad regional mayoritariamente coherente, las políticas de Estados Unidos no han sido tratadas por igual en los países de la región”.
Por otra parte, Cecilia Morán, doctora en Historia de la Universidad San Sebastián, mantendrá su foco en el rol de las mujeres a lo largo de la historia, titulando su proyecto “Empresarias santiaguinas entre 1880 y 1925: desafíos y estrategias entre modernización y la Ley Maza”.
De acuerdo a la hipótesis presentada por Morán, las mujeres empresarias de Santiago “actuaron estratégicamente ante los desafíos que aparecían en una sociedad que en materia de roles de género mantenía divisiones tradicionales”. Para ello, “utilizaron estrategias distintas a las de los hombres, prolongando conocimientos ligados a las necesidades del espacio privado del hogar a las necesidades comerciales del momento iniciando empresas relativas a ello”. En muchas ocasiones, por búsqueda de supervivencia o mantención del prestigio familiar.