Es muy probable que, ante un viaje extenso por un fin de semana largo, los niños y niñas manifiesten cierto aburrimiento o ansiedad. Académica USS entrega algunos consejos.
¿Cuánto falta? ¿Dónde vamos? ¿Por qué nos demoramos tanto? Son frases usuales que denotan la inquietud y cierta impaciencia de los niños cuando se trata de un viaje largo. Y este fin de semana ante la víspera de días feriados se estima que muchas familias puedan salir a distintos puntos del país. ¿Cómo nos preparamos para ello? ¿Cómo entretener a los más pequeños en los trayectos?
Francisca Espinosa, directora de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad San Sebastián dice que es lógico que los niños y niñas se sientan intranquilos frente a un traslado de varias horas ya sea en bus, automóvil o avión. Por eso señala que los padres o adultos responsables deben organizar y planificar previamente el viaje.
“Hay que evaluar bien el horario del viaje (especialmente cuando es un fin de semana largo) y que se acomode a las rutinas diarias de los niños y niñas. En general, en la infancia se trata de rutinas bien estructuradas y por eso lo que se pretende es que este viaje encaje lo mejor posible con los horarios habituales para comer y descansar”.
“Pensemos en el contexto más adverso, en un traslado de 8 o 9 horas al sur del país. Lo que se sugiere es que durante ese tiempo se planifiquen una serie de actividades que permitan que los niños y las niñas puedan ir variando la rutina. Si vamos a viajar en automóvil, bus o avión debemos tener juguetes o implementos, especialmente aquellos que son los favoritos de los niños y niñas para que se puedan distraer”, afirma la académica.
Y añade que también se pueden incluir ayudas extra que les permitan a los padres enfrentar situaciones de ansiedad y “cuando sus hijos se ponen más sensibles y no logran controlar sus emociones. En este caso se puede recurrir a objetos sorpresa como libros o juguetes nuevos que les generen una mayor motivación”.
Justamente lo que se intenta en los viajes es que los teléfonos móviles, tablets o computadores se usen el menor tiempo posible. “Es cierto que las pantallas ya son parte de las actividades cotidianas de los niños especialmente cuando se trata de los juegos que utilizan en ellas, pero no hay que olvidar que un viaje es un contexto distinto y permite sacar a los niños de su espacio de confort para ofrecerle una nueva experiencia”, plantea la docente USS.
Y advierte que muchas veces, los dispositivos electrónicos provocan un exceso de alerta y estímulo en los menores lo que puede interferir en sus horarios de descanso y sueño. Sin embargo, la académica indica que en algún momento del viaje ellos pueden usar una tablet o teléfono para ver una película o jugar, pero no es la idea que estén conectados a una pantalla durante todo el viaje.
En esa línea, propone que los padres y los niños puedan destinar tiempo a jugar: cantar canciones que les gusten, jugar a las adivinanzas o sumar la cantidad de autos que vean en la carretera determinado color, por ejemplo.